William Hayden, economista
¡Qué coincidencias tiene la vida! Se fue Carlos Alvarado dejando a la economía en alitas de cucaracha, casi quebrada, y zas, aparece en el firmamento presidencial Rodrigo Chaves, sacando pecho y comiendo broncas ajenas.
Doctorado en Economía en la Universidad de Ohio, quien por eso parece siempre enojado, que en su bunker de Zapote está obligado a protegernos de los enemigos del estancamiento, la inflación, la devaluación, el debilitamiento de las reservas, el desempleo y el alto costo de la vida que nos deja Alvarado, como los más urgentes.
La producción nacional sigue estancada, con un crecimiento esperado del PIB para este año de apenas el 3.4% (igual a la del 2014) según las últimas estimaciones del Banco Central, y puede ser menor por los efectos recesivos colaterales que está dejando desde el pasado mes de febrero la guerra Ucrania-Rusia que parece no tiene fin, porque Putin ni a putas quiere ceder.
A diciembre del 2021 la inflación anual fue del 3.30% muy alta en comparación con la del 0.89% del 2020, es decir, ya veníamos en caída pronunciada, que se acentúa al pasado mes de abril con el 7.15%. ¡Uy! en 4 meses crece en el 213.6%, un comportamiento inflacionario que habíamos dejado atrás en el 2008 y a cómo van las cosas preparémonos para tasas del 10% o más, reculando en el oscuro túnel del tiempo al año 2007.
Así las cosas, la promesa de campaña de reducir el costo de vida bajando el precio de los bienes de la canasta básica parece una quimera.
El tipo de cambio que a diciembre del 2021 fue de ¢642.15, al 8 de mayo cuando dichosamente se fue Alvarado, estaba en ¢669.61 con una devaluación en tan poco tiempo de ¢26.46 equivalente al 4.12%; y el 2 de junio cerró en ¢692.30 por dólar devaluándose en menos de un mes en ¢23.69, el 3.54%.
¿Diay qué pasa? Llegaremos ¢750.00 a diciembre de este año con una devaluación anual de ¢107.85 equivalente a 16.8%? Es posible porque ya nos advirtió con cara de asustado el presidente del Banco Central que “frente a estas situaciones es poco lo que el Central puede hacer”. Se está curando en salud. ¡Ay Dios Mío, en manos de quien estamos! ¿Quién podrá defendernos?
Las reservas monetarias de la Nación que administra y custodia el Banco Central se están haciendo humo. Alvarado y su aliado Rodrigo Cubero las dejaron el 8 de mayo en $6.889.2 millones y están ahorita en $6.575.5 millones con un descenso, en menos de un mes de $313.7 millones que ha propiciado Rodrigo Chaves y su aliado del banco Roger Madrigal, quien no sabe cómo cantar los madrigales de la devaluación, porque las ha usado, en parte para bajar el tipo de cambio, pero este sube como la espuma.
Las operadoras de pensiones que viven en un país aparte, sacan millones de dólares para invertir en el extranjero sim importarles las presiones sobre el tipo de cambio que generan.
El desempleo sigue ahí latente y como una afrenta con los 300.000 trabajadores varados, los 1.250.000 sin arte ni oficio con trabajos informales “pellejeándola” en la calle a ver que cae. Los estómagos de los niños y los miles de pobres en los tugurios siguen gritando de hambre por más que se chupen los codos y el montón de indigentes se aglutinan en las esquinas con semáforos.
Pero este oscuro panorama no nos permite ver y aquilatar con suficiente claridad el tremendo problema de la inseguridad informática. Los hackers del grupo Conti, que cuentan con delincuentes nacionales, están haciendo de las suyas burlando los sistemas informáticos de 27 instituciones del sector público.
Los ciberataques se pusieron de moda jaqueando información del Ministerio de Hacienda en donde por arte de magia desaparecen las deudas pendientes de los grandes contribuyentes (que raro no), vacían las cuentas corrientes de los clientes bancarios y los bancos se hacen los majes, se pone en peligro la salud de miles de asegurados al hurtar las bases de datos de la Caja.
De pronto todo el sistema informático no sirve, es inseguro, está pegado con parches, es fácil de vulnerar, reculamos en tecnología a casi cincuenta años y volvemos a la era del papel, y para reponerlo el país tendrá que hacer una inversión en miles de millones de dólares que no los tiene.
En casi un mes, fuera de algunos huevillos de cambio que se han cacareado a lo Pilar Cisneros por todo el gallinero, seguimos igual.
No hay signos efectivos de que el presidente se coma la bronca, porque la Asamblea Legislativa está en vaguitis y perdiendo el tiempo en comisionitis esperando los proyectos del Poder Ejecutivo tendientes a la recuperación económica, reducir el costo de la vida, y generar empleo, entre los más urgentes.
Con el barco incendiado en medio del océano, sin salvavidas y a la deriva, la viruela del mono presta a hacer sus peligrosas monadas, el presidente ya con dos viajes y la mayoría de la ciudadanía pendiente del pleito y drama: “Depp-Heard” y Shakira y Piqué, estamos fregados. Pero Aleluya, estamos próximos a fumarnos el opio del repechaje de la Sele, que si ganamos, volvemos a ser el país más feliz del mundo en donde los males nos importa un carajo.
Inicié este artículo con la palabra coincidencia y lo cierro con la palabra paradoja. Coincidencia porque tenemos de presidente a un economista que puede superar los problemas que señalé y tengo muchas esperanzas en ello. Paradoja, porque puede ocurrir que en casa de herrero, cuchillo de palo; y esto me asusta.
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