Visión CR

Costa Rica, una nación en transición hacia…

Felicia Hernández Morúa,

historiadora, planificadora

La reciente campaña electoral, el consecuente cambio de gobernantes y sus actos protocolarios han puesto de manifiesto la transformación que en sus cimientos está experimentando nuestra sociedad. 

 Analizando a nivel simbólico dichos eventos, es evidente que los elementos culturales que hemos construido a través de la historia reciente, sobre todo desde la segunda mitad del siglo XX y que nos han dotado de una identidad nacional, una forma de ser, dentro y fuera de nuestras fronteras, han ido dando paso a formas que hoy parecen extrañas al “ser costarricense”.

Como señalaba Durkheim “… las instituciones solo son posibles gracias a un amplio simbolismo”. Y es que el imaginario colectivo recrea la realidad social, los símbolos adquieren sentidos concretos para los miembros de un grupo.  

Símbolos importantes del ser costarricense han sido históricamente, sobre todo a partir del año 1949, los procesos electorales y las ceremonias de cambio de poder. En cuanto a los procesos electorales, hemos sido testigos de cómo, aquel proselitismo que realizaba la juventud antes y durante el día de las elecciones ha ido decayendo paulatinamente.

Asimismo, el crecimiento del abstencionismo pone de manifiesto que el sufragio como marco de referencia de nuestra democracia, está perdiendo credibilidad.  

Con relación a las ceremonias de traspaso de mando, el cambio fue total. Atrás quedaron las celebraciones con participación del público, de cara al pueblo, en espacios abiertos con los niños, niñas y jóvenes estudiantes portando el pabellón nacional, recibiendo a los diferentes invitados nacionales y extranjeros o ejecutando actos culturales.

El traspaso de poderes del 8 de mayo de 2022 se celebró en la Asamblea Legislativa, un edificio con arquitectura brutalista, intimidante y cerrado, los estudiantes han sido sustituidos por el nuevo gobierno por funcionarios de la Fuerza Pública con uniformes militares de gala. 

Este escenario plantea algunos interrogantes: ¿qué sucedió con nuestro orgullo por nuestro sistema educativo? ¿Qué sucedió con nuestro ejército de educadores y estudiantes? ¿Esta ausencia de jóvenes estudiantes es también reflejo de la crisis que vive el sistema educativo? ¿La Fuerza Pública portando el pabellón nacional es un nuevo símbolo que representa la transición de una sociedad de derecho, pacifista, hacia una que antepone la fuerza para la solución de sus problemas?  

Ciertamente nuestro agotado modelo político- económico requiere de una discusión nacional acerca del tipo de país que queremos ser; es urgente la deconstrucción nacional pero este proceso debe ser transparente, con un liderazgo político capaz y comprometido con la creación de consensos y la eliminación de las exclusiones que nos han llevado a perder la fe en el sufragio como forma de participación efectiva y representativa.

Un liderazgo que oriente sus políticas públicas, con bases técnicas y científicas, hacia la construcción de una sociedad en la que todas y todos los habitantes de esta nación estemos y nos concibamos efectivamente representados, hoy y en el largo plazo. 

Agregar comentario

Deja un comentario

Descubre más desde Visión CR

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo