Nivaria Perera
En un mundo que se reinventa a velocidad impresionante día con día en los más diferentes aspectos de la vida diaria, el costo de vida, sumada a la especulación pareciera al menos en nuestro país, no ser de gran preocupación para muchos.
¿Qué vamos a comer?
Es la pregunta que se hacen los jefes y jefas de hogar al despertar no más, eso si no ha pasado la noche en blanco haciendo sumas y restas.
Es la interrogación aplastante en muchos hogares hoy por quienes tiene muy ajustados presupuestos por el endeudamiento. Tener que pagar altas sumas por el techo de la familia o del vehículo y de otros tantos rubros adquiridos a plazos en momentos de bonanza hoy es acongojante y angustioso.
¿Qué vamos a comer?
La inflación, ese flagelo que golpea a todos sigue acelerándose, en mayo el Índice de Precios al Consumidor registró un 8,71%, el más alto que se registra desde el 2009, cuando llegó a dos dígitos en ese momento efectos de la crisis internacional del 2008.
Lamentablemente las economías de las pequeñas naciones como la nuestra son azoladas no solo por los vendavales internacionales sino por las crisis internas de malos gobiernos que además engañan del estado de las cosas. Ya vimos como con gran sonrisa nos dijeron “la casa queda en orden”, desparpajo igual no se ha visto.
Claro, la crisis internacional por el enfrentamiento armado Rusia-Ucrania, el aumento en los precios del petróleo, el vendaval en la esquina y el mar oscuro en Pluton, son excusas inexcusables para que hoy muchos se levante en nuestro país y no tengan un bollo de pan para llevarse a la boca es triste, muy triste.
Pero es más triste aún que la fiesta y la intriga política que hay en todas las esquinas del país vayan creciendo como una marea en invierno. Una asomadita a las redes sociales es un mero termómetro, otros saltan en conversaciones y acciones. Pareciera que seguimos en campaña política azuzada por grupos económicos, cuyo su gran interés, tras bambalinas en este juego, como es lógico, es obtener réditos rapiditos.
La resaca de algún sector de los perdedores es oscura y visceral agitando aguas en las que caen muchos incautos y la borrachera de los ganadores pareciera no tener fin y sigue sentada en la prepotencia e inquina contra la prensa.
No comprendemos tal verborrea dedicados a constreñir la Libertad. Ingenuamente (¿?) favorecen con esa acción a socavar la base nacional que nos ha caracterizado, 200 años de vida en democracia y paz con altos y bajos. Cuando despierten ya la Libertad se habrá ido volando del horizonte y conocerán el “crujir de dientes”. Las autocracias y totalitarismos no tienen larga vida, pero hacen mucho, mucho daño mientras duran.
La sociedad no puede soportar más la corrupción, mercantilismo y explotación de seres como usted y yo, la indiferencia cívica y la ignorancia de millones ha venido aceitando la máquina que hoy se resquebraja más.
No me cabe la menor duda que el espaldarazo que unos y otros se llevarán, porque las recientes elecciones presidenciales pareciera que no les bajó de la nube en que suelen vivir y menos darse cuenta que todos los estilos vida, teorías sociales y económicas que hasta ahora conocimos vienen colapsando y haciéndolo en serio dejando un solo camino.
Muchos hoy ven las cosas color de banderas políticas que debimos todos dejar arriadas el 3 de abril, nos guaste o no y enarbolar la tricolor.
Hoy en un mundo convulso la “estanflación” anunciada por el Banco Mundial, similar a la de la década de los años 70, fenómeno que no nos permitirá crecer por ahora y que se espera empiece a mejorar en el 23 y 24.
Efectivamente, el panorama no tiene tonalidad conocida pero sí hay una palabra que en todos los procesos sociales hemos dejado de lado y que pocas veces la oímos de quienes se paran enfrente para defender procesos, teorías y acciones cada vez más obsoletas, SOLIDARIDAD.
Si tuviéramos la decencia de conocer su significado nos olvidaríamos de querer mitigar el hambre con caridad, programas de asistencia verticales que finalmente lo que buscan son adeptos o monigotes para manipular al antojo egoísta.
SOLIDARIDAD es ceder en procura de otros, armazón para construir una nueva concepción de sociedad nueva y floreciente que sea el camino efectivo de satisfacción de todos. No solo una acción de momento mientras pasa el chaparrón.
¿Será mucho pedir?
Unamuno decía, “¿Qué te hinchas? Pues que se hinchen, que si nos hinchamos todos, crecerá el mundo.
¡Ambición, ambición y no codicia!
SOLIDARIDAD implica responsabilidad, apoyo, respaldo, ayuda, protección, defensa y compromiso para que ¿qué vamos a comer? no quite el sueñoa ningún costarricense responsable.
Excelente artículo