Erwin Wino Knohr,
periodista y entrenador deportivo
Fuimos felices. Los dirigentes fueron felices. Los jugadores y fanáticos también lo fueron. La prensa se llenó de euforia. Fuimos, otra vez, el país más feliz del mundo por unas horas.
Borges fue muy feliz. También lo fue Navas, cuando mostraba esa sonrisa que se le ve pocas veces. Una sonrisa porque Costa Rica dominaba a Nueva Zelanda.
Campbell y Contreras presionaban la salida de los tres centrales, Duarte evitaba que Wood recibiera el balón en el área. Jewisson y Gerson anulaba los receptores por las bandas y los callejones internos los controlaban Tejeda y Borges. Una llegada y gol en el minuto 2:20 de Campbell. Se veía fácil, con una facilidad extraña para la Selección cuando juega fuera del Estadio Nacional. De pronto la Sele fue otra vez la Sele. La misma Selección de juegos donde no juega: arremete contra el rival.

El partido estaba encarrilado. Parecía que todo fluiría. Hasta que Wood en el minuto 39 se comió el queso en el área chica. Balón disputado por la banda, Duarte en el piso, Navas se quedó petrificado. Cometimos un error de movimiento, de lectura de juego. De entender el juego. Cuántos jugadores de la Selección entienden el juego? No es lo mismo jugar a entender el juego. Pero el señor VAR. El Míster de la FIFA impuso su ley, por dicha, y el árbitro titubeante anuló el gol.
Nuestra Selección tiene muy pocos jugadores que entienden el juego. Los jugadores grandes, como los llama Suárez: Navas, Borges, Duarte, Ruiz, Calvo, Campbell, Tejeda, que la experiencia se encargó de enseñarles. El resto sabe jugar mecanizado, aprender los movimientos y las vías que le muestra el entrenador pero no entienden lo que deben hacer en una cancha.
Entender el juego es la capacidad que tiene un jugador de elegir en cada momento la acción más beneficiosa para el equipo. Es difícil encontrar jugadores que cumplan este requisito, incluso algunos juegan muy bien el uno contra uno, tienen una técnica depurada, garra, velocidad, un gran remate, meten goles, pero no tienen una inteligencia que les permita entender el juego.
Pudo hacer Suárez algo diferente en este encuentro y todos los anteriores que dirigió? Un seleccionador no forma jugadores. Un seleccionador trabaja con el material humano que le brindan los equipos y esta Selección no llegó a mostrar lo que todos creían porque el material era escaso. Pero ganamos. Estamos en el Mundial. Somos felices.
En el partido a Suárez las ideas no tuvo que rebuscarlas y pensarlas demasiado. Ni siquiera aferrarse a sus tenis rojas que usa como anclaje sicológico. Lo único que hizo fue pedirle a sus jugadores la retirada. Todos a la trinchera. Arropados. Cambió los guardianes de las bandas, metió uno de los que entiende el juego: Ruiz, y como Wood, el grandote de Nueva Zelanda, le estaba ganando a Duarte, introdujo un segundo centurión, Watson, para limpiar cualquier arresto del rival.

Costa Rica ahora estaba en la trinchera, donde se siente confortable y cómodo. Arropado atrás, lanzando balones a nadie, pero que le dieron en la segunda vuelta de la octogonal y en este partido réditos ganadores. Era una de las 32 selecciones mundialistas.
Siempre he creído que Costa Rica no tiene un estilo de juego. Por muchos años imitamos, o tratamos de imitar a nuestros colonizadores futbolísticos: los brasileños y argentinos. Teníamos jugadores virtuosos que dominaban el balón al pie. Se movían poco pero eran inteligentes para jugar. Y esa fue una época de gloria para el país, sin mundiales, pero que necesitaba evolucionar.
Con la llegada de los entrenadores checos se comenzó a correr y se dejó de jugar. Ya no era importante entender el juego sino sudar la camiseta. Pasaron varias etapas de reacomodo, hasta que llegó el mundial del 90 y Bora probó, introdujo, el Juego de Trinchera. Unos pocos virtuosos y todos arropados atrás.
Oscar Ramírez en la Liga se decantó por este Juego de Trinchera y logró cinco títulos nacionales. Luego vino Guima que trató de establecer un híbrido, entre posesión de balón y estar atrincherado, modelo que usó en el mundial del 2002 y 2006, hasta que Pinto en el 2014 regresó al fútbol de trinchera y ahora Suárez se aferró a esta idea futbolística.
Cuando hablo de Fútbol de Trinchera, que es el estilo ganador también en los equipos nacionales, no me refiero a si se juega con cuatro o cinco atrás, me refiero a tener nueve jugadores casi al borde al área grande, bien arropados, y sin importarle la pelota más que para cortar cualquier avance del rival cerrando cualquier espacio. Esta selección entendió bien ese tipo de juego con los jugadores grandes y los noveles, y le dio resultado.
Pero, siempre hay un pero: ¿cuál modelo le sirve mejor a Costa Rica, el de trinchera o el de posesión de balón? ¿Cuáles jugadores se están preparando para suplir para la próxima eliminatoria a Navas, Duarte, Calvo, Bryan, Celso, Tejeda, Campbell y Ruiz?
Cuando hablo de la próxima eliminatoria no me refiero a este mundial donde asistiremos a jugar contra España y Alemania, donde el fútbol híbrido, hacia donde va este juego, ya lo tienen bien instaurado.
Por ahora disfrutemos esta clasificación. No creo que a nadie le esté importando como mejorar el futbol y salir de la trinchera. La preocupación a corto y mediano plazo es cómo repartirse la herencia de los $9 millones por asistir al mundial. Toda la familia del futbol nacional espera el testamento de la FIFA: la Fedefútbol, la Liga de Ascenso, LINAFA, el Fútbol Playa, el Fútbol Femenino, la UNAFUT, los jugadores y el cuerpo técnico, todos están ansiosos por recibir ese dinero.
¿Y qué del futuro futbolístico del país?
Agregar comentario