Seguramente esa frase es muy familiar para el presidente de la República, Rodrigo Chaves, aunque se la guarde en sus más íntimos pensamientos, pues igual que los adolescentes problemáticos que voltean la cabeza mientras los regañan, para luego seguir adelante como si nada, de esa manera le hemos visto actuar en varias ocasiones desde que inició su administración.
La precaria situación de miles de trabajadores y familias costarricenses y de quienes habiendo entregado al Estado sus mejores años, perciben salarios o pensiones bajísimas -cuyos montos se han congelado en el tiempo- aunados a los altísimos precios de los insumos básicos de la canasta alimentaria, de los combustibles, del alquiler o compra de vivienda y de cualquier sueño vacacional o recreativo, chocan estrepitosamente contra la arbitraria decisión del mandatario de duplicar -de golpe y porrazo- los salarios de ministros y viceministros de su gobierno, no solo porque aún no sabemos cuán eficientes serán en su desempeño, sino porque un aumento del 100 por ciento es totalmente inaceptable y una bofetada a quienes apenas perciben lo justo para vivir. Nadie objeta que perciban una remuneración acorde con sus responsabilidades e investidura, pero no de forma tan desproporcionada y abrupta.
Pero, además, la decisión del presidente contraviene lo estipulado en la Ley No. 9635 de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, la regla fiscal que prometió respetar y en la cual se promueve el control y la contención del gasto.
Aunque aún no haya firmado el decreto para ejecutar dicho aumento, ya don Rodrigo ha dejado claro que aquí sucederá “lo que le de la gana”, aunque ese modo de gobernar no calce en una democracia.
A juzgar por los truenos, los estudios y análisis calificados necesarios para respaldar las decisiones importantes pareciera que brillarán por su ausencia y quienes adversen las intempestivas acciones, atraerán ineludiblemente los rayos y centellas que dispare Casa Presidencial.
Aún no se sabe si la raíz de dichas actitudes y decisiones reside en la inexperiencia política, un nulo sentido de oportunidad o simplemente en el estilo impulsivo del presidente; el caso es que, a casi dos meses de haberse instalado, ya la administración Chaves está causando temor entre importantes sectores de nuestra sociedad que han visto alarmados, como se imponen criterios que no responden al modo de ser del costarricense ni están fundamentados en la normativa legal.
El buen liderazgo político atrae voluntades y procura siempre la transparencia, el respeto a la ley, el equilibrio social y la paz. Quizás esa fue la apuesta que muchos hicieron durante la segunda ronda electoral, pero por el momento, la realidad está indicando otra cosa.
Excelente editorial atinado con la realidad que estamos viviendo
Que pérdida de tiempo leerles a uds
A don Rodrigo mis respetos, alguien tenía que venir a tratar de ordenar la casa, se nos caía a pedazos
Construyan, no destruyan!