Adriana Núñez, periodista Visión CR
Hasta el próximo 26 de junio, Librería Internacional mantendrá en las instalaciones del Centro Comercial Oxígeno, en San Francisco de Heredia, una feria de liquidación de saldos de libros, que permitirá a los asiduos y nuevos lectores obtener las obras de autores nacionales e internacionales a precios mucho más cómodos y accesibles. Un esfuerzo más del sector empresarial y editorial para contribuir con la urgente tarea de mejorar el nivel de cultura y educación de grandes y chicos, tan venido a menos en las últimas décadas.
Los descuentos aplicables a cientos de libros serán del 50% y se verán ya reflejados en los tiquetes de precio de las obras en exposición. El horario del centro comercial Oxígeno es de 10 a.m. a 9 p.m.
Un sueño hecho realidad
Librería Internacional -que pertenece a la firma Desarrollos Culturales Costarricenses (DCC)- abrió sus puertas en 1995, impulsada por el sueño de sus propietarios de brindar un concepto diferente de librería y por supuesto, de incentivar el hábito de la lectura en el país. Con el pasar de los años, la empresa se ha caracterizado por conquistar al público ofreciendo obras publicadas por una gran variedad de editoriales, que nunca antes habían sido representadas en el país.
Pese a que el negocio comenzó con tan solo un pequeño local ubicado en Barrio Dent, en San Pedro de Montes de Oca, rápidamente se dio a conocer por un servicio al cliente “personalizado”, lo que permitió, poco a poco, aumentar la oferta literaria tomando en cuenta lo que los lectores buscaban.

Tres años después, en 1998, conforme creció la clientela, también Librería Internacional expandió su operación con la apertura de dos nuevos puntos de venta. Ese importante paso les brindó el estímulo necesario para continuar creciendo y abrir nuevos locales en centros comerciales y otros sitios estratégicos de la capital y provincias. Hoy en día es la cadena de librerías más grande del país con 26 sucursales a lo largo y ancho del Gran Área Metropolitana.
Aunque el énfasis principal continúa siendo los libros para casi todos los gustos y edades, los cuales provienen de las casas editoriales más importantes del país y del mundo, en los últimos años la oferta se ha complementado con una amplia variedad de juguetes educativos y de buena calidad para los más pequeños de la casa. También ofrecen una gran cantidad de entretenidos juegos de mesa y rompecabezas para toda la familia que se pueden encontrar en los estantes de casi todas las tiendas.
Ticos necesitan leer más
A pesar de que la importación de libros sufrió una sensible baja durante los años 2013-2014, en el último lustro esta actividad aparentemente ha repuntado, pero aún no lo suficiente.
Los porcentajes de lectura siguen siendo bajos, aunque existe un grupo asiduo a los libros que mantiene vivas a las librerías pues como muchos de ellos han indicado: “abrir un libro es abrir el horizonte, oler sus páginas es gratificante y nos procura momentos de gozo y serenidad en medio del bullicioso mundo en que nos ha tocado vivir”.
En torno a la lectura en Costa Rica, algunos datos interesantes publicados por el área de Inteligencia Comercial de CentralAmericaData, referentes a los hábitos de consumo de los lectores, reflejaron en 2019 que “la población con los ingresos promedio más altos en el país muestra interés en los libros electrónicos, los comics, las novelas románticas y los libros de ficción”.
“Cuando se analiza cada segmento, se aprecia que el 7% de la población manifiesta interés por los comics, y de este grupo de consumidores, 7 de cada diez tienen edades entre 15 y 30 años. Otro 3% de la población manifiesta interés por las novelas románticas, y el 47% de estos consumidores tiene edades que oscilan entre 21 y 30 años Por otra parte, el análisis detalla que la población con menor capacidad de consumo manifiesta interés en periódicos, revistas y libros de literatura”.

En el caso de las obras de literatura, “12% de los costarricenses reporta interés en este tipo de contenido, y de esa porción de la población, el 41% tiene entre 21 y 30 años”.
En realidad, los porcentajes podrían mejorar sustancialmente si en Costa Rica se incentivara la lectura desde las aulas de la escuela primaria y se motivara aún más entre los estudiantes universitarios, cuyo acervo cultural se vería ampliamente beneficiado con ese hábito. Así también el hogar debería estimular a los más jóvenes facilitándoles lecturas educativas e interesantes.
Leer da qué pensar
Con este lema impreso en llamativas camisetas, “Leer da que pensar”, la Universidad de Costa Rica presentó hace algunos años, en la Feria Internacional del Libro en las instalaciones de la antigua aduana, una importante muestra de las obras publicadas por la editorial universitaria.
Daban en el clavo con esa sutil, pero a la vez decidida afirmación, que nos indica que la lectura contribuye no sólo a facilitarnos acciones intangibles tan valiosas como son: reflexionar, pensar asertivamente y ser más críticos, sino también a ampliar conocimientos sobre distintas materias, zonas geográficas y culturas del mundo, y muy especialmente, contribuye a mejorar el uso del lenguaje verbal y escrito.
Según el Informe Estado de la Nación, “esta suma de elementos debería encontrarse en el hogar, pero no siempre sucede, pues no todas las familias cuentan con los recursos materiales o educativos para ello. En estos casos la escuela tiene el papel fundamental de generar ambientes adecuados y compensar la falta de los mismos en el hogar. No obstante, los resultados del Sexto Informe del Estado de la Educación revelan deficiencias en aulas de preescolar en cuanto a la disponibilidad de espacios dedicados a la lectura individual y libros de temas variados. Lo más preocupante es la falta de rutinas de lectura: los niños leen poco y por poco tiempo. En una muestra de 184 grupos de Transición (niños entre 5 y 6 años) se logró constatar que sólo en un 36% se realizó un ejercicio de lectura en voz alta y este se extendió por apenas 7 minutos, en promedio (PEN, 2017)”.
Es frecuente -por razones como la expuestas por el Estado de la Educación- ver las horrorosas faltas de ortografía y la forma tan arcaica y elemental en que muchas personas -aun teniendo estudios superiores- se expresan. Nuestro idioma está sufriendo grandes laceraciones, especialmente en los textos que encontramos tanto en redes sociales como en tareas escolares, avisos publicitarios, rótulos y hasta en informes de personas profesionales. Evidentemente, estamos fallando en el proceso de alimentar el hábito de la lectura como herramienta para el correcto desarrollo educativo y cultural de las nuevas generaciones.
Pues bien, amigos, si queremos cambiar esta realidad, empecemos por abrir un libro según sea nuestro particular gusto y por supuesto, demos el ejemplo a nuestros hijos, amigos y familiares pues como decía San Agustín, “cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros”.
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