Alexander Bonilla D., ambientalista
En estos momentos de encierro pandémico de limitaciones personales y familiares, a veces quisiera explotar y decir tantas cosas y contra tanta gente, pero no puedo…mi educación, lo que me enseñaron en mi hogar , no me lo permite…
A veces quisiera decirle a quien nos gobierna: usted no me representa, que usted llegó ahí por una chiripa del destino, porque era el menos malo o porque no había alternativa. Pero no, no debo decirlo por respeto a una democracia, y porque así lo eligió una mayoría, aunque esté hoy arrepentida…
A veces quisiera decirle: mire, usted no tiene experiencia para gobernar, y está jugando de casita con un país que se merece mayor respeto y conocimiento para responder a sus necesidades. Pero , no debo decirlo, soy educado.
A veces quisiera decirle a esos que llaman representantes del pueblo, diputados que llegaron ahí para servir al pueblo, no para servirse: miren ustedes piden y gastan para legislar, piden asesores, oficinas, cuando muchos en su vida diaria nunca han tenido una oficina, un asesor , o un chofer. Pero no, soy respetuoso de las personas y no debo opinar así de esa gente que ni conozco.
A veces quisiera decirle a muchos políticos que son unos ladrones; que han usado la política como un negocio para enriquecerse personal y familiarmente, y para satisfacer egos personales. Pero no, Dios libre, es pecado pensar así.
A veces quisiera decirles abiertamente y gritarles a la cara a muchos exdiputados y expresidentes: ustedes son unos corruptos y ladrones; ustedes utilizaron su puesto para enriquecerse, para obtener una buena pensión y buscar un puesto internacional. Pero no, eso legalmente no se puede decir, pues te pueden acusar por difamar a personas supuestamente honradas.
A veces quisiera decir a algún ministro: mire, ¿mejor por qué no renuncia? Usted es un inútil que está calentando el puesto y solo quiere usarlo para buscarse un puestito internacional como trampolín de la burocracia internacional. Usted no sirve para nada. Pero no, eso sería incurrir en un error y ofender a muchos chupa medias y arrastrados que lo protegen.
A veces quisiera decirle a algunos periodistas que por qué mejor no se retiran, que han perdido toda credibilidad, que han usado esa noble profesión para hacer negocios personales y para hacer plata mediante los llamados “publi reportajes”. Usted ahora está vendido a intereses de políticos de turno o empresarios que les pasan plata por “debajo”. Pero no, eso sería una blasfemia y no me lo permitirían; sería un irrespetuoso.
A veces quisiera decirle al pueblo que no sea tan tonto, tan maje; que deje de votar por los mismos. Ellos los han engañado siempre y solo beneficiaran a un grupo privilegiado. Levántate, despierta. Pero no, no puedo ofender al pueblo del cual soy parte, aunque ellos estén equivocados.
A veces quisiera decirle y gritarles a la cara a esos que llaman señores magistrados y que supuestamente deben imponer justicia: mire ustedes también son parte de la corrupción de este país. Su justicia no es ni pronta ni cumplida. Ustedes defienden intereses de los que los eligieron y no encarcelan a los ladrones de cuello blanco. Solo envían a las cárceles a los pobres que no tienen amigotes ni recursos para una defensa adecuada. Pero no; dicen que la justicia es ciega…no podría atacar a inválidos.
A veces quisiera gritarles a esos que reciben pensiones millonarias que son unos obscenos al recibirla, que están robando al pueblo que se las paga. Pero no, pobrecitos, quizás ellos necesitan esa platita para su vejez.
A veces quisiera decirles a muchos que se dicen ambientalistas y que usan lo ecológico como escalera para escalar posiciones políticas o administrativas y que se oponen a todo proyecto de desarrollo (son ambientalistas de escritorio, de papel y teléfono), que la ecología no debe usarse como un instrumento para obstaculizar el desarrollo de los países, o con fines ideológicos. Pero no, me digo, que aunque en la naturaleza todo esta entrelazado, existe la diversidad de pensamiento y de acción. No podría estar en contra de colegas , aunque piensen diferente a mí.
A veces quisiera decirle a la cúpula eclesiástica que han traicionado al Laudato sí, los principios ecológicos dados por el Papa Francisco; que los han ocultado y no los han pregonado como se debe. Pero no; pensar así es pecado y me puede llevar a condenarme en el averno.
Y a veces quisiera decirme a mí mismo: mira Alexander, deja de predicar sobre ecología; ¿no ves que a nadie o a muy pocos les importa. No ves que cada quien está por los suyo y no creen en las generaciones futuras?
Solo a vos se le ocurre seguir con este telele. Pero no, me digo, he de continuar con esta lucha hasta que me muera porque todos tenemos derecho a la esperanza.
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