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Sociedad costarricense vive una “depresión sonriente”

Adriana Núñez, periodista Visión CR

Malos hábitos alimentarios, de aseo y cuidado personal; superficialidad, problemas de ansiedad; consumo exacerbado de redes sociales; intranquilidad, temor, ausencia de reglas claras y de orientación para niños y adolescentes, caracterizan lo que la psicoanalista Melania Agüero Echeverría califica de “sociedad líquida” en la cual se vive una “depresión sonriente”.

A todas luces la calidad de vida de los costarricenses se ha venido abajo. Es un fenómeno que se agudizó aún más con el virus de Covid 19 -que aún no ha terminado- aunque algunos hablen de que estamos ya en época post pandemia.

En el escenario actual, uno de los segmentos poblacionales más afectados ha sido el de los niños, niñas y adolescentes, que, en plena formación de su personalidad, han visto socavados los pilares que de una u otra manera, son necesarios para desarrollarse en ambientes equilibrados y seguros.

Así nos lo ha reafirmado la Psicoanalista Melania Agüero Echeverría, quien se formó en la Universidad de Costa Rica y tiene a su haber más de cuarenta años de experiencia profesional.

“Creo que hay un antes y un después de la pandemia” afirma, “pues los costarricenses veníamos caminando con un ritmo energético que nos permitía seguir rutinas. Ahora, todo lo que ha sucedido nos ha cuestionado la certeza porque mucha gente ha perdido familiares, bienes materiales, trabajo, etc. y de alguna manera la situación les ha hecho sentirse defraudados por la vida.”

“Considero que se perdió una cierta ilusión que nos vendía el sistema” afirma Agüero, “y de alguna forma tomamos conciencia de la fragilidad de la vida. A lo mejor lo que estamos percibiendo es una especie de depresión sonriente, pues nos resulta preciso continuar, pese a que la cola de la pandemia se ha enganchado con el panorama bélico entre Rusia y Ucrania y el deterioro económico mundial. Ello aumenta el temor entre la población”.

Temor y angustia, sobre todo en los niños

“El miedo a seguir perdiendo -gente, cosas, sitios- lo afecta todo” dice Melania.

“En los niños, hay una gran angustia. Recientemente atendí un caso de un menor de edad que ante las noticias sobre el huracán que se cierne sobre Centroamérica, teme que se mueran todos en su familia sin que nadie lo pueda controlar”.

El uso indiscriminado de redes sociales, celular e Internet afecta profundamente a los niños, niñas y adolescentes (Foto archivo)

Según la especialista, a los niños y adolescentes particularmente, hay que tranquilizarlos para que no sufran por cosas que aún no se sabe si ocurrirán. “Ellos también padecen ataques de ansiedad, al igual que muchos adultos enfermos de estrés”.

Otras secuelas que ha dejado este duro período de dos años de pandemia han sido los drásticos cambios en los hábitos alimentarios que debido a la ansiedad han disparado la “comedera” con las consecuencias lógicas en la salud de las personas.

Desde 2018, Agüero Echeverría había escrito un interesante libro titulado: “Las Anorexias: teoría y clínica desde el psicoanálisis” el cual se presentó en el Instituto Cultural de México, y posteriormente en 2019, ofreció una conferencia-conversatorio sobre esta obra en la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional.

Los estragos que causan los malos hábitos de alimentación provocan no solo dolencias físicas sino también sentimientos de culpa en aquellos que comen de más o simplemente no tienen un horario regular para hacerlo.

Y es que el tema del temor está estrechamente ligado con nuevas y muy negativas costumbres que las personas adquieren durante épocas de inestabilidad emocional. De ahí que sea uno de los tópicos que la experta trabaja en conjunto con un espacio de sicólogos denominado “Communitascr”, sitio virtual en el cual también ha presentado trabajos sobre “la soledad en pandemia”.

Abuso de redes, otra consecuencia nefasta

“Lo primero que un adulto debe hacer es tomar conciencia sobre lo que le esté sucediendo a sí mismo, a uno o más miembros de su núcleo familiar o círculo inmediato. Lo segundo, es buscar la ayuda de un especialista en psicología.”

“Lo primero que se debe hacer es detectar el problema que nos está afectando o a un miembro del núcleo familiar y lo segundo, es buscar ayuda de un especialista en psicología” nos indica Melania Agüero Echeverría (Foto archivo personal MAE)

La psicoanalista es clara al indicar que cuando una emoción muy fuerte se apodera e invade nuestro ser, debemos expresarla bajo la guía y tutela de un psicoanalista. De alguna manera, dicho profesional extraerá -de lo que el paciente narre- elementos que son trascendentes y positivos para la persona y que pueden conducir hacia herramientas que coadyuven a su sanación.

“Se trabaja sobre el discurso del mismo paciente, de sus preferencias y elementos significativos. Tengo plena convicción de que el trabajo de recuperación se facilita de la mano del arte y de la creatividad, instrumentos muy importantes que nos ayudan a salir adelante. Cito como ejemplo tan solo uno de mis pacientes, quien, gracias a la creación de una huerta casera en su casa, que le recordaba a las que siempre tuvo su madre, ha encontrado paz y felicidad en su diario trajín”.

“Esto nos lleva al tema de los niños”, agrega la profesional, “que considero están mucho más perdidos que los adultos porque con la pandemia, nos hemos prácticamente consumido en las redes sociales y el Internet, donde abundan la violencia, la confusión sexual e incluso la pornografía”.

“Hay programas, espacios virtuales y también géneros musicales -como el reguetón- cuyos contenidos son muy vulgares y donde todo se vale” indica evidentemente preocupada, Melania Agüero Echeverría.

“No estábamos preparados para la educación virtual. La gente lo que hizo fue refugiarse en los aparatos y en el caso de los niños, no cuentan ni con la supervisión ni con la guía de adultos cuando acceden a los distintos sitios de navegación”.

Efectivamente, el panorama es cada vez más desolador por la falta de supervisión parental. Esta situación recrudeció con el confinamiento durante la pandemia por las interminables horas en que los niños y jóvenes se sumergieron en redes sociales.

Estamos frente a una “sociedad líquida”

La especialista nos relata que ha visto en su consultorio a muchísimos niños abrumados por información que no saben cómo procesar, violentados en su intimidad por adultos escondidos tras el anonimato de las redes. “Finalmente, lo que sufren es una enajenación y a la mayoría los usan”.

Estamos ante una realidad que es tal y como la describió el sociólogo polaco Zygmunt Baumann (1925-2017): “el mundo actual se caracteriza por su estado fluido y volátil. Es lo que Baumann denomina sociedad líquida. Ésta es una sociedad en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos” recalca Melania Agüero.

“Le recomiendo a los padres y madres o a quienes tienen a su cargo niños, que les estimulen la creatividad a través de juegos manuales, deportes, artes marciales. Y por supuesto que controlen el uso del Internet, del teléfono celular y de los video juegos. Hay mucha maldad allí y ellos no tienen la madurez para entenderlo”.

“En nuestros días, pareciera que no existe nada de peso que llene el espíritu de la gente. Por eso hay que cuestionarse todo a nuestro alrededor, para salir de la superficialidad en que estamos viviendo. Es una responsabilidad hacia nosotros mismos y hacia nuestros seres queridos. Siempre reitero que el arte y la creatividad son herramientas fundamentales en el proceso de sanación tanto de niños como de adultos”.

La psicoanalista Melania Agüero Echeverría mantiene una consulta privada en Barrio Dent. Quien desee evacuar alguna duda o concertar una cita, puede hacerlo a través del número de WhatsApp 8814-1344.

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