Dr. Víctor Pérez Vargas
“Tú debes perseguir la acción, pero solo a ella, no a sus frutos; que estos no sean tu acicate; más, por el contrario, no te entregues a la inacción”.
(Bhagavad Gita II)
En Mahatma Gandhi, pensamiento y vida son absolutamente inseparables, ya que más que un modo de pensar lo que asumió fue una actitud vital; por ello creo que debo referirme a algunos aspectos de su vida, los cuales nos pueden iluminar un poco acerca de su concepción del mundo…
“Tranquilos ojos melancólicos. Un hombrecillo débil, delgado de rostro, de orejas grandes y separadas. Tocado con blanco gorro, vestido de rústica tela blanca, lleva los pies desnudos. Se alimenta de arroz y frutas, no bebe más que agua, se acuesta sobre el suelo, duerme poco, trabaja sin cesar. Su cuerpo parece no contar. Al principio nada sorprende en él más que una expresión de gran paciencia y grande amor…

He aquí al hombre que ha sublevado a trescientos millones de hombres, quebrantado al Imperio Británico, e inaugurado en la política humana el movimiento más poderoso desde hace dos mil años”.[1]
“Mohandas Karamchad Gandhi nació el dos de octubre de mil ochocientos sesenta y nueve, hace ya ciento cincuenta y tres años, en Porbardar, una pequeña ciudad costera de la península de Kathiawar, en la India Occidental.
“Su padre no tenía educación, excepto la de la experiencia y era un inocente respecto de la historia y la geografía, pero permaneció incorruptible y había ganado una reputación de imparcialidad estricta…
Karamchand el político, se casó con Putlibal, una muchacha india devota e iletrada. Mohandas su cuarto y último hijo recordaba la santidad de su madre y su naturaleza profundamente religiosa”.[3]

Gran parte de su concepción del mundo, y principalmente aquella que tuvo influencia sobre nuestro mundo, se debió a la religión de sus padres, es decir, al Jainismo. El Ahimsa en su forma más perfecta como amor, en su verdadero sentido, es una clara muestra de esta herencia, que el mismo Gandhi posteriormente legara a los pueblos del mundo actual.
No violencia, Justicia, Igualdad, Amor…
Difícilmente podrían encontrarse las palabras capaces de sintetizar el mensaje de Mahatma Gandhi. Su mensaje más que un conjunto de prédicas, fue vivo ejemplo, porque su pensamiento no fue algo abstracto y lejano, sino que fue una respuesta concreta a su mundo.
La filosofía del Mahatma, si entendemos por filosofía su forma concreta de afrontar la existencia, produjo como consecuencia una sincera actitud, más que una elaboración racional. He aquí lo grande de su pensamiento; Gandhi, antes que un lógico fue un ético, antes que un sociólogo, un político.
Creo firmemente que su grandeza se debe a su actitud vital, a su forma concreta de afrontar la existencia.
Grandes edificios racionales han sido construidos por el hombre a través de los tiempos: Aristóteles, Tomas de Aquino, Spinoza y Hegel son una Muestra de ello. Pero Gandhi, sin lograr tales “maravillas” encontró una respuesta; claro está, su respuesta; más al fin y al cabo no solo fue suya. Ha sido compartida por millones de hombres que buscan paz, amor, igualdad, justicia.
Esta es, en pocas palabras, la base de la concepción del mundo y del ser humano de este pequeño hombre que conocía y practicaba el Dharma. Pero también conocía el Sermón de la Montaña, a Ruskin y a Tolstoi y a los grandes pensadores occidentales. Era a la vez un hombre soñador y práctico, dotado de tan fina sensibilidad y tan hondas concepciones. Se convirtió y lo es ahora, y probablemente lo será tanto como dure la India Moderna, en el Santo Patrono. De hecho su título de Mahatma significa Maestro”.[4]
Para Gandhi la violencia sistemática de nuestro siglo veinte era un mal. Toda forma de violencia conlleva necesariamente la imposición forzada de un hombre sobre otro, o de grupos humanos entre sí. Para el Mahatma, la cuestión es clara y definitiva: es absolutamente intolerable esta imposición porque es inconcebible que un hombre pueda tener derecho a impedir que otros carezcan del conjunto de factores necesarios para lograr el más libre y perfecto desarrollo de su personalidad.

El concepto de la no-violencia tan antiguo como el mismo pensamiento de la India, fue el eje de la actitud vital del Mahatma, no una simple táctica.
Sin embargo, Gandhi tenía fundamentada su concepción en algo más elevado que una simple tradición histórica: “amor cósmico”. Es que Gandhi era un Karma Yogui, practicaba la Yoga, que en su manifestación más plena es unión con Dios.
Gandhi amó, y porque amó fue grande. El mismo decía a menudo: “el amor es la ley de mi ser”.
El tema principal de la vida de Gandhi fue el amor al prójimo. La lucha por la emancipación de la India fue consecuencia lógica de ese amor. La vida de Gandhi fue una proyección constante de amor.
Todo ello porque el hombre no es algo aislado de lo existente; no, el hombre es parte de un cosmos, y, como tal, su tendencia fundamental es a armonizarse con él mismo, a identificarse con todo lo que le rodea.
La lucha contra la violencia, por la que tanto se inquietara el espíritu del Mahatma no es sino una manifestación de su amor.
Dos formas de violencia captó el Mahatma en el mundo: en primer lugar la violencia bélica, que él mismo sufrió en sus experiencias en el África del Sur y en la India. En segundo lugar la violencia que yo he denominado “social” o “sistemática”, es decir, el mismo problema social moderno en sus múltiples facetas: hambre, falta de vivienda, miseria, etc., que pudo comprender a través de su penetración en el ser de la India. Gandhi compendió que la miseria de su pueblo no era sino otra manifestación de violencia. La lucha de Gandhi no sólo fue por la independencia de la India, fue en general, por su emancipación, principalmente en el aspecto social.
Este mundo de miseria, a la vez dependiente de un poder extranjero, se mostraba a Gandhi como un reto, como un algo por qué luchar. El Mahatma aceptó este reto y luchó.
Hoy día, la lucha sigue siendo una necesidad. Los problemas humanos no han recibido una respuesta absolutamente satisfactoria y como tal, definitiva. El mundo de nuestro siglo se nos presenta a ratos como un verdadero caos.
Diariamente las noticias de la prensa se refieren a la violencia en sus múltiples o diversas manifestaciones.
Además, el problema social en el mundo entero adquiere cada vez rasgos más violentos.
La lucha contra las desigualdades es una guerra, pero una guerra pacífica. El fin de ella es dar de comer, de vestir a todos los hombres del mundo, de la raza y religión que sean.

Sí, el problema social moderno es una forma de violencia, tal vez la más atroz, porque no es pasajera, sino sistemática y constante.
El Mahatma luchó contra esta violencia sistemática.
Siendo la personalidad del Mahatma tan vasta que en cualquiera de sus manifestaciones podemos encontrar algún mensaje, difícilmente podría circunscribirla en pocas palabras.
Es por ello que creo necesario desarrollar algunas facetas de su pensamiento que tienen relación con su mensaje filosófico-jurídico-político.
Gandhi y la Democracia
El pensamiento de Gandhi plantea la tesis de que es posible la existencia de un Estado Democrático que permite hasta una revolución si ésta es desarrollada sin violencia. Ello porque Gandhi llegó a considerar que la no-violencia es la esencia de la democracia. La democracia nada tiene que temer a una revolución no violenta, porque una lucha tal puede destruir a un régimen democrático, pero no destruir la forma democrática de la sociedad, porque solo el pleno apoyo de la mayoría puede dar fuerza a una revolución no violenta. Una revolución semejante no sería un golpe de Estado.
El noble pensamiento de Gandhi acerca de la Democracia puede sintetizarse en su propia opinión.
“En la Democracia auténtica se encuentra la real esencia y espíritu del divino principio. La Democracia auténtica le permite al pueblo que se gobierno a sí mismo: le otorga la libertad de pensamiento y la libertad de expresar dicho pensamiento. Al hacer, puede caer a menudo en error y quizás cometer crímenes que causen indecibles sufrimientos; peo mientras tenga libertad, el pueblo advertirá el error y finalmente lo suprimirá de raíz. La victoria podrá ser ganada lentamente, pero será duradera, por cuanto ha sido conseguida con la propia voluntad y esfuerzo del pueblo. Ninguna victoria vale la pena si no se obtiene por sí mismo”.[5]
Para Gandhi las características de la Democracia son la libertad y la igualdad. “La igualdad en el templo no es suficiente; es necesaria la igualdad en la ciudad”.[6]
Gandhi y el nacionalismo
Mucho se ha criticado la postura de Gandhi. Se ha dicho en múltiples ocasiones que el Mahatma no fue sino un nacionalista más.
Sin embargo, a mi criterio, aunque parezca paradójico afirmarlo, creo que Gandhi era un “nacionalista universal”.
Creo que el nacionalismo de Gandhi es universal porque sus manifestaciones no fueron en pro del mito de una nación a una bandera. No: Gandhi, cuando hace triunfar su Khadi (tejido hecho a mano) aconsejando el boicot de los productos extranjeros, ingleses y japoneses, y cuando debido al entusiasmo por el Khadi, se llega al extremo de quemar las telas extranjeras y los mismos amigos del Mahatma se asustan, lo que tiene en mente es la liberación de su pueblo, porque más que en banderas y símbolos nacionales, el Mahatma piensa en el hombre indio que se muere de hambre en las sucias calles de la gran ciudad.

“Que el apego casi emocional de Gandhi por el hilar pueda haber extrañado a los británicos y a los indios educados en Occidente, no es sorprendente. Tanto unos como los otros eran incapaces de apreciar (los primeros por falta de voluntad, y los segundos por desconocimiento) la increíble pobreza de las aldeas indias. Gandhi era profundamente religioso y este ser no le impidió escribir: “Para hombres y mujeres hambrientos, la libertad y Dios son letras muertas sin el más ligero significado”. Y añadió: “…la liberación de esta gente desgraciada será aquello que les traiga un pedazo de pan”. No solamente eran campesinos sin tierra propia los que estaban sumidos en la miseria, sino que había millones de pequeños propietarios que pasaban seis meses de cada año de obligada ociosidad. Sus ingresos eran lastimosamente bajos y Gandhi aseguraba que podían incrementarse mediante el ejercicio de industrias caseras. Y ninguna industria casera tan sencilla y propia de las aldeas indias como el hilado hecho a mano”.[7]
Por otra parte, el mismo Gandhi expone en una caRtadirigida a Nehry las razones que justifican eso que yo he llamado “nacionalismo universal”.
Dice al respecto el Mahatma: “Tampoco tengo la más pequeña dificultad en reconocer con usted que en estos tiempos de rápidas comunicaciones y de creciente conciencia de la unidad de la raza humana, nuestro nacionalismo no debe ser incompatible con un internacionalismo progresivo. La India no puede permanecer aislada y sin que la afecte lo que ocurre en otras partes del mundo”.[8]
Gandhi y el socialismo
Mucho se ha discutido acerca de la existencia de rasgos socialistas en el pensamiento de Mahatma Gandhi. A mi criterio la cuestión debe considerarse en los siguientes términos:
El mahatma no se manifiesta como adversario de los socialistas o del socialismo; sin embargo se opone radicalmente a aquellos métodos utilizados por los socialistas de algunos países que son contrarios a la esencia misma del Ahimsa.
El socialismo en que piensa Gandhi es un socialismo fundamentado en la naturaleza misma del alma humana, un socialismo sin violencia, un socialismo democrático.
“Su aspiración, al igual que los socialistas o comunistas, es llegar a la igualdad económica, que define por la fórmula “a cada quien según sus necesidades esenciales”.[9]
A pesar de estas afirmaciones resulta casi imposible encontrar dentro de su mensaje la exposición sistemática de una estructura social ideal, así como es imposible también encontrar afirmaciones doctrinales al respecto.
Su pensamiento es concreto y práctico, es decir, en él lo que podemos encontrar son proyectos positivos de reformas sociales y económicas inspiradas por el deseo de encontrar satisfacción de necesidades reales.
Gandhi y los trabajadores
Sólo el trabajador sabe lo penoso que resulta a veces su diaria tarea, a ratos monótona, a ratos arriesgada, en otras ocasiones auténticamente desesperante.
CieRtavez en la Conferencia de Ginebra de 1931, alguien preguntó a Gandhi que cómo era posible que los trabajadores pudieran obtener justicia sin emplear la violencia. Y, entre otras cosas respondió:
“…el verdadero obrero puede salir siempre victorioso si está perfectamente unido y decidido a todos los sacrificios sea cual fuere la fuerza de sus opresores…
Quiero decirles por qué el movimiento obrero capitula tan a menudo. En lugar de esterilizar el capital, como he sugerido hablando como obrero, intenta posesionarse del capital para convertirse a su vez en capitalista. Consecuencia: el capitalismo, cuidadosamente atrincherado en sus posiciones y bien organizado, no tiene necesidad de inquietarse: encuentra en el movimiento obrero los elementos que sostendrán su causa y están dispuestos a remplazarlo”.[10]
Por otra parte el Mahatma siempre fue un sindicalista militante. “…soy consejero del sindicato obrero de una ciudad llamada Ahmedabad…”.[11]
A pesar de que Gandhi se encuentra principalmente preocupado por la miseria que existe en las aldeas de su tierra, también se ocupa de las condiciones de trabajo de los obreros. “Las condiciones de trabajo deben permitir la limpieza de nuestras viviendas, de nuestro cuerpo, de nuestro espíritu y de nuestra alma”.[12]
Gandhi y la educación
La educación debe enfrentarse con las vigencias de lo contemporáneo, revisar sus instituciones, buscar nuevas posiciones ante el destino histórico de la juventud y de los pueblos. Ella es responsable del mundo del futuro.
Uno de los objetivos básicos del proceso educativo es la readaptación de la conciencia social del educando, en concordancia con los valores existentes en la colectividad. La escuela debe identificarse con el medio sin perder el dominio de sí misma; debe sí, considerar los acontecimientos que a su alrededor se desarrollan. Debe abrirse al ambiente social y garantizar mediante la continua revisión y renovación de sus objetivos la constante superación de los fundamentos de la sociedad.
“La manera más segura de servir al Satyagraha es preparar el porvenir mediante la educación de los jóvenes…
Gandhi se preocupa de fundar escuelas y colegios nacionales. Combate la enseñanza oficial porque la cree humillante. La nación tiene el deber de ocuparse por sí misma de la educación de los niños.
Además, reprocha a la enseñanza oficial el desconocimiento de la cultura india y el que utilice una lengua extranjera, cuando sólo la lengua materna puede estimular la originalidad del pensamiento…
Quiere que se beba en las fuentes de la propia cultura, no para desterrar los demás, sino porque es necesario impregnarse primero de lo que es uno mismo”.[13]
Gandhi y la violencia
La prevención de la guerra ha adquirido súbitamente una importancia suprema para todos aquellos hombres conscientes de los destinos de la humanidad, no tanto a causa de lo que sucede en la guerra cuando por lo que puede ser logrado en la paz.
Sin embargo, bajo el sistema de competencia de armamento el propósito de la sociedad no es ya el bienestar sino la victoria militar. En la zozobra de la rivalidad, olvidamos el verdadero objeto de la organización social. La nación que está en mejor situación para ganar guerras es la que sacrifica tanto el bienestar general como la libertad. La solución que demos al problema de la guerra determinará el carácter del mundo en que los hombres hayan de vivir y el de los hombres que han de vivir en él.
El asunto se ha hecho complejo y técnico, y los especialistas disienten entre sí. Más los mismos especialistas médicos también disienten. Sin embargo se han aprovechado los conocimientos médicos hasta tal punto que el mundo ha sido transformado con la extirpación de las terribles epidemias que antes lo diezmaban. Hay también algunas verdades políticas y sociales que no son más difíciles de comprender que algunas teorías microbianas y que podrían poner a la generalidad de los hombres en condiciones de desarraigar la pestilencia de las guerras; la de Gandhi es una de ellas.
El Mahatma siempre quiso obtener sus conquistas sin violencias, siguiendo solamente el camino de la verdad. Siempre prefirió esperar tanto tiempo como hiciera falta, antes que ganar la libertad a través de derramamientos de sangre.

Para muchos hombres de Occidente, todos estos métodos gandhianos de la no-violencia, se encuentra simplemente circunscritos a la propia experiencia de Gandhi y carecen de contenido universal. Sin embargo, a mi juicio, tal concepción se muestra como la única capaz de salvar al hombre, especialmente en este momento único de la historia en que éste tiene en sus manos la posibilidad de destruirse enteramente a sí mismo.
Influencia de Gandhi
En dos campos de acción se debatió Gandhi durante su vida. Por una parte el África del Sur, por otra parte, la India misma. Desde ambos envió su mensaje al mundo entero.
Por un lado, los acontecimientos de Sudáfrica demuestran en forma evidente que Gandhi dejó profundos rastros en aquel territorio y que algunas de sus ideas han sido esgrimidas en los últimos años, no sólo por la minoría hindú de Sudáfrica, sino también por la masa negra, empujada a la desesperación por la doctrina del “apartheid”, esto es, por la discriminación ración más dura y torpe que haya realizado el hombre.
Por otro lado, en la India su importancia no necesita comentarios, en primer lugar fue el apóstol de su independencia, en primer lugar fue el apóstol de su independencia, en segundo lugar, fue un luchador incansable por su emancipación social y económica.
Los triunfos del Mahatma en la India tienen una lógica explicación: es que Gandhi no se quedaba en lo abstracto o ideológico, sino que se aproximaba a la masa india hablando su propio lenguaje y usando siempre de la acción directa.
Conclusión
En síntesis, es equivocado pensar en Gandhi como un filósofo del Derecho, pero no por ello ha de dejarse de lado.
De la misma forma en que no es posible pensar en León XIII como filósofo del Derecho, tampoco puede pensarse así de Gandhi como tal. Sin embargo, León XIII constituye junto con Juan XXIII y Paulo VI, Jacques Maritain y Emmanuel Mounier la manifestación actual de los principios tomistas y en general, de la Iglesia Católica. Un desarrollo sobre el pensamiento jurídico de la Iglesia no podrá dejar de lado estas figuras. Análoga justificación ha tenido la presentación de Mahatma Gandhi dentro del desarrollo de esta síntesis.
[1] ROLLAND, R., Gandhi,(Ed. Siglo XX, Buenos aires, 1962), p. 18.
[2] DREVET, CAMILLE, Gandhi, su pensamiento y su acción, (Ed. Fontanella S.A., Barcelona, 1962), p. 13.
[3] FISHER, LOUIS, Gandhi, su vida y su mensaje, (Diana México, 1966), p. 9.
[4] FAIRSERVIS W., op.cit., p. 103.
[5] SHIDHARANI, KRISHNALAL, La India (Claridad, Buenos Aires, 1944), p. 435.
[6] MONCECHANIN, REV. P., Homenaje a Mahatma Gandhi, (Fontanella SA., Barcelona, 1962), p. 223.
[7] NANDA, B.R., Gandhi, (Ed.Cid, Mdrid, 1966), p. 73.
[8] GANDHI, CaRtaa Nehru, 14 de setiembre de 1933. (Fontanella, Barcelona, 1962), p. 212.
[9] DREVET, C., op. cit., p. 151.
[10] GANDHI, Conferencia de Ginebra, 1931.Cit. Por DREVET, C., op. cit., p. 206.
[11]Ibíd.
[12] DREVET, C. op. cit., p. 148.
[13] DREVET, C., op.cit., p. 157.
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