Adriana Núñez, periodista Visión CR
El Método Tomatis es un enfoque natural de estimulación neurosensorial. Sus programas de escucha modifican la música y la voz en tiempo real para captar la atención del cerebro y fortalecer las facultades motoras, emocionales y cognitivas.
Desarrollado por el médico e investigador francés Alfred Tomatis, este método utiliza una tecnología de punta -que en manos de profesionales capacitados para tales efectos- da forma a una pedagogía que estimula el cerebro a través del sistema auditivo con el fin de restaurar la escucha y facilitar la concentración.
Alfred A. Tomatis nació en Niza el 1 de enero de 1920 y falleció en Carcasona, el 25 de diciembre de 2001. Fue un otorrinolaringólogo de fama internacional, psicólogo, investigador e inventor. Recibió su doctorado en medicina en 1945 por la Facultad de Medicina de París. Sus teorías sobre el tratamiento de los problemas de audición y lenguaje son conocidas bajo el nombre de Método Tomatis o Audio-Psico-Fonología (APP)

Hace más de sesenta años, ese doctor francés implementó la pedagogía que estimula el cerebro a través del sistema auditivo con el fin de restaurar y mejorar la capacidad de escuchar. El sistema funciona gracias a un aparato portátil único llamado TalksUp®, diseñado especialmente para tratar la música y la voz a partir de parámetros muy específicos. Dicha herramienta incluye numerosas funcionalidades como la báscula electrónica, llamada “Electronic Gating®” la cual consta de un procedimiento no invasivo único que permite realizar efectos de contrastes sonoros mediante el paso repentino de las frecuencias graves a las frecuencias agudas. Este vaivén de frecuencias graves y agudas provoca que el oído efectúe un importante esfuerzo de adecuación y estimula, por ende, el cerebro.
Una vez evaluada la capacidad de escucha de una persona, el profesional Tomatis establecerá un programa de sesiones que se adapta a su perfil. El método tiene aplicaciones en diversos campos de la salud y el desarrollo físico, mental y emocional.
Aunque para implementarlo se utilizan distintos géneros musicales: desde piezas clásicas hasta bachata, rock o salsa, entre otras, quienes imparten en nuestros días el método Tomatis, han señalado claramente que “no toda la música que escuchamos en nuestra época es buena”.
Según publicaciones recientes en revistas científicas, “algunos ritmos de bits acelerados, con progresión de acordes repetitivos como el reguetón, el tecno y el rap contravienen las recomendaciones del método Tomatis, pues impiden la concentración y el relajamiento”
Un tipo de música “contraproducente”
El reguetón como género musical surgió a fines de los años 80 y principio de los 90; aparentemente originario de Puerto Rico, donde alcanzó su máximo desarrollo, consiste en la mezcla de otros géneros urbanos como el rap, hip hop, raga, etc. Se considera un género de música tecnológico pues en sus arreglos incluye sonidos computarizados y masterizados.

En cuanto a los contenidos vocales de esos ritmos, incorporan temáticas violentas, dedicadas, entre otros temas, a los vicios de la calle, al sexo y al libertinaje. Incluso sirven de canal para perpetuar la cultura machista, tal y como se aprecia en algunas piezas y también en los video clips con los que se promocionan.
Una mayoría de psicoterapeutas estima que cuando los adultos utilizan esta música en un ambiente escolar infantil o en casa sin considerar el objetivo formativo “están exponiendo a los menores a un tipo de abuso que provoca un desarrollo precoz e inadecuado”.
Especialistas consultados han insistido en que el reguetón angustia a los niños y provoca un “impacto negativo en su desarrollo cognitivo”.
No obstante, representantes de ese género, como el cantante Daddy Yankee, figuran entre los artistas más cotizados en la actualidad y generan millones de dólares en sus multitudinarios conciertos, a los que asisten niños, jóvenes y adultos por igual. Otros famosos en la lista de reguetoneros son: Maluma, Bad Bunny y Karol G, cada uno con millones de seguidores en todo el mundo.
Pero no sólo los contenidos del reguetón están cuestionados sino también el aumento de decibeles en sus conciertos. Recordemos que cuando el ruido es excesivo puede provocar molestias e incluso daños físicos a las personas y al medio ambiente. Es lo que conocemos como contaminación acústica.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “el nivel de ruido que el oído humano puede tolerar sin alterar su salud es de 55 decibeles. Y dependiendo del tiempo de exposición, ruidos mayores a los 60 decibeles pueden provocarnos malestares”.

Entre los padecimientos más frecuentes producto de la exposición a ruidos, están: dolor de cabeza, taquicardias, agitación en la respiración, parpadeos acelerados y tensión muscular.
En fin, que, si somos conscientes y sabemos elegir, veremos que la música, lenguaje universal, en la mayoría de los casos y géneros, es una herramienta sanadora y estimulante; en otros casos, definitivamente un arma de doble filo que podría perjudicar no sólo nuestra salud física sino también la mental.
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