Visión CR

Materia-energía-organización

Mario Granados Chacón

En las primeras luces de la evolución universal -al principio del proceso cosmogénico– surgieron de manera simultánea, las dos fuerzas cósmicas que en la actualidad conocemos: el orden y el caos. Una y otra – incompatibles aunque complementarias – dieron inicio de esta forma a una complicada y difícil actividad caórdica, en la que todo y todos los seres vivientes existimos y nos desarrollamos.

Las fuerzas que originaron las primeras estrellas, galaxias y todo lo que hoy vemos en el Universo, se fueron desencadenando y encadenando a la vez. A partir de aquel momento – el orden y el caos  – en su firme y constante danza autopoiética, sincrónica y complementaria, han sido inclinados al entendimiento – como hemos señalado – al tenor de un continuo equilibrio de enfrentamiento y de colaboración caracterizado por la complementariedad, favoreciendo desde sus cualidades y sus imperfecciones en la intimidad de un entorno total.

primeras estrellas y galaxias

Surge entonces una pregunta ineludible: ¿Cómo el orden puede surgir del caos? Una y otra corriente se han intercalado y organizado a la vez, en la intermitencia y en la continuidad, entrañablemente acopladas en un dramático y conmovedor tejido delimitado por una vigente transformación.

Novedosas observaciones científicas han apuntado que – en su desenfrenada locura autopoiética – las estrellas rojas explotaron, convirtiéndose en poderosas supernovas– especie de auténticos hornos nucleares – descritas como estrellas de masa muchas veces superior a la de nuestro Sol, ocasionando millones de galaxias y empujando numerosas nuevas estrellas de la denominada segunda generación.

De este modo lo complejo y lo simple – concentrados e inmersos en el proceso autopoiético  – al que nos hemos referido – en una sostenida coreografía evolutiva existencial, provocaron más adelante el misterio insondable de la vida. Fueron necesarios tan solo 3 minutos  después del Big Bang, como nos ha señalado el físico estadounidense Steven Weinberg (1933-2021), Premio Nobel de Física 1979, para que los primeros núcleos atómicos – compuestos por neutrones y protones o nucleones – asumieran la capacidad de organizarse, unidos por medio de la interacción nuclear fuerte.

 

primeros núcleos atómicos

A continuación, tuvo lugar la primera síntesis entre el hidrógeno y el helio, apareciendo en tal incidencia una favorable organización, como fenómeno esencial y decisivo del proceso cósmico. Acto seguido, se formaron grandes nubes de gases las que con el transcurso del tiempo, dieron paso a su sostenida condensación y a su posterior solidificación. Para ello no obstante, debieron transcurrir unos 2 mil millones de años.

Después del Big Bang y por unos 500 millones de años, el Universo estuvo conformado por lo que se ha descrito como una espectacular y espesa sopa de átomos de hidrógeno, envuelto de ese modo en una absoluta oscuridad, producto del mencionado caldo cósmico, imposible de penetración para las primeras estrellas que se formaron. Este período es conocido por los científicos como la edad oscura del Universo, la que se desarrolló hasta la formación de las primeras estrellas y galaxias, para – más tarde – convertirse en un Universo claro– una especie de amanecer cósmico al iniciarse la época de reionización

Seguidamente – como resultado establecido por la sostenida solidificación a la cual hemos hecho mención –  se fueron conformando las grandes estrellas rojas, permitiendo entretanto, la aparición de elementos químicos cada vez más pesados. Dichos elementos trascendieron como necesarios e indispensables, para la formación -dentro del propio proceso sinérgico– de lo que hoy conocemos como materia. Como consecuencia y parte de la misma evolución, logramos aseverar que todos los seres del Universo existimos como materia-energía-organización. Así que -en el mismo sentido- todos y todo concurrimos en la vida como sistemas auto organizados. 

Un descubrimiento – publicado en 2021 – liderado por científicos e investigadores del Observatorio Astronómico Nacional de Japón y del Instituto de Astronomía y Astrofísica Academia Sinica (ASIAA) en Taiwán, ha dejado en evidencia que una pequeña cantidad de las primeras estrellas – en el Universo temprano – compuestas por decenas de miles de masas solares, habrían sido las responsables de la aparición de los agujeros negros masivos  dominantes del centro de las galaxias, ante el evento que casi todas las galaxias del Universo moderno, tienen un agujero supermasivo en su centro

agujero negro

Sin embargo, el origen de los mismos continúa siendo uno de los grandes misterios astronómicos. Un nuevo enfoque computacional para calcular el número de agujeros negros en el Universo observable, ofrecido por la revista científica Astrophysical Journal de la Universidad de Chicago (2021) es de unos 40 trillones, de acuerdo a investigación realizada por miembros de la Scuola Internazionale Superiore di Studi Avanzati, en Trieste, Italia.

Los últimos enunciados nos trasladan a insinuar – de alguna manera –la posibilidad de establecer el argumento de que la ciencia actual, podría tener una respuesta eventualmente extraordinaria y desconcertante, ante incógnitas y debates acerca de ¿quién o cómo se creó el Universo? Si nos apoyamos en la estimación de que este último, está compuesto por sistemas que están capacitados para auto organizarse y dar paso a otros sistemas superiores, resulta viable indicar en definitiva que “…el Universo se ha creado a sí mismo…”

En el referido contexto, el teólogo brasileño y ex sacerdote católico Leonardo Boff (1938) nos ha dicho: “…el Universo se crea y se diferencia a partir de la energía y de la materia iniciales, en la medida en que avanza…en él actúa el principio cosmogénico y la autopoiesis, responsables de la evolución y del emerger de todos los seres…”

1 comment

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  • Si bien es cierto, que nos podemos explicar la creación del. mundo desde una serie de teorías, fisico-químicas , o postulados teológicos-filosóficos. Todo lo estudiado por la evolución del homo sapiens , esta sujeta a que en el futuro se alcance un mayor poder del cerebro y nos permita considerar otras maneras de entender la creación . El problema tal vez , es que creemos conceptualizar toda esta evolución desde nuestra óptica humana actual , pero la ciencia y la tecnología futura nos aclararan mucho, no solo la creación del mundo y su acomodo cósmico, sino también nuestra propia existencia.

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