Visión CR

Saprissa construye un equipo de
futbol o está vendiendo su historia

Erwin Wino Knohr, periodista y entrenador deportivo

Si lo vemos desde otro ángulo, el Deportivo Saprissa ya no está construyendo un equipo de futbol. Saprissa está vendiéndole una historia a su afición. La pérdida de aproximadamente $19 millones en los últimos  11 años es devastadora a nivel comercial, deportivo y emocional, pero además el daño a la marca es aún peor, y da la sensación que este gigante del futbol nacional está en su destino final.

La idea de convertirse en un club más pequeño y mejor administrado es la antítesis de todos los principios que representa  este moderno Saprissa. Esta es solo la situación real de un equipo grande de tradición, con 36 campeonatos, pero con su situación financiera cualquiera puede preguntarse: podrá Saprissa comportarse de forma más modesta, frente a equipos financieramente sólidos? Al menos así lo pregonan Alajuelense y Herediano dos de los equipos grandes de este país.

Estadio Ricardo Saprissa

En un país donde el Fair Play Financiero y la procedencia de los recursos no existe, equipos como Herediano, Alajuelense y cualquier otro, ignoraron ese proceder y simplemente se hicieron más dominantes y mejor estructurados. Decir una cosa y luego hacer otra es una política moderna en el futbol costarricense.

Nada en realidad significa nada. Los fracasos nunca son realmente castigados, porque son parte de esta actividad cuando se tienen recursos ilimitados. Saprissa siempre busca ser grande. Pero: a qué precio?

Saprissa dejó de producir. Ya Jorge Vergara (qepd), compró en bancarrota, el 28 de febrero del 2003 por $4 millones el 67 por ciento de las acciones del “Poder y Orgullo”, eslogan publicitado por Fabio Garnier (qepd). Después de siete años el empresario mejicano se percató que no era un buen negocio y para subsistir  había vendió las joyas producidas en sus ligas menores, vació las arcas y, como buen negociante, le vendió a Horizonte Morado en abril del 2011 un negocio ruinoso.

Sus dueños, socios mayoritarios, iniciaron una carrera contra el tiempo invirtiendo. Rápido se percataron que no podían competir con los jugadores que dejó Vergara. Contrataron jugadores baratos para bajar la planilla del plantel, pero dejaron de  producir jugadores que pudieran vender, cómo única alternativa para captar recursos frescos.

Juan Carlos Rojas, presidente del Deportivo Saprissa

Aún así, el “Poder y Orgullo” imperó y ganaron varios campeonatos nacionales, (36 tiene el equipo) pero la infraestructura se deterioró y el Ministerio de Salud clausuró una parte del estadio mermando el ingreso por taquillas en el último torneo.

Las deudas los estaban ahogando. Buscaron financiarse en los bancos hasta que ya no lograron más crédito y como medida ocurrente recurrieron  a los socios con una “llamada de capital” buscando de tres a cinco millones de dólares para seguir competitivos, ya que se le acabaron las opciones de financiamiento en el sistema bancario, o en un puesto de bolsa. 

Qué es una llamada de capital? Es cuando una empresa llega al punto en que sus ingresos no logran cubrir los gastos fijos, sus gastos corrientes e incluso sus gastos financieros,  por lo tanto recurren a una llamada a los socios inversionistas para que puedan ampliar el capital o patrimonio de la empresa y cubrir a corto plazo los compromisos.

Medida financiera inteligente? Sin duda, de esa manera no compromete el flujo de efectivo con  otras deudas y puede seguir en la actividad.

La pregunta es: podrá Saprissa ser el equipo imponente de otros años? Y no me refiero si puede ganar uno o dos campeonatos. Sin dinero no hay futbol. Sin buenos jugadores el horizonte se nubla.

¿Por qué Saprissa  se aferró a jugadores viejos y dejó de producir jóvenes exportables?

Cuando hablamos de jugadores viejos no es bajo un aspecto peyorativo. Los viejos aportan experiencia, por lo general ganan más balones, anotan más goles, es cierto que corren menos, pero saben cuando correr. Sin embargo el ciclo de vida de un jugador tiene forma de U invertida, pero las expectativas salariales siempre son lineales, incluso en una línea ascendente.

Cuando Horizonte Morado compró Saprissa quiso de un plumazo cambiar de viejos a jóvenes para abaratar la planilla y de esa forma seguir ganando campeonatos y luego vender esos jugadores después de un par de años.

El futbol no es así. Tomo un ejemplo reciente de uno de los mejores equipos del mundo: Liverpool. Sadio Mané, 30 años, se fue al Bayer, esto lo habían percibido sus dirigentes meses atrás y de inmediato lo reemplazaron por Luis Díaz, de 25 años. Llevaron a Darwin Núñez, de 23, para suceder a Roberto Firmino, que cumple 31 este año. Contrataron jóvenes que de a poco los van introduciendo en el equipo y al cabo de dos, tres o cuatro años, después de sacarle el jugo futbolístico el retorno de la inversión en una posible venta está garantizado y hasta con una sustanciosa ganancia.

Saprissa trae jugadores extranjeros para suplir necesidades futbolísticas, pero no produce sus necesidades. En cinco o más años no ha producido un lateral izquierdo, o un volante que sea el reemplazo de Mariano Torres o Marvin Angulo. Desde cuándo no tiene un goleador producido en las ligas menores?

Mariano Torres y Marvin Angulo

Los entrenadores pasan, unos van, vienen, regresan y su misión es sacar a Saprissa campeón a cualquier precio. Y qué pide el entrenador: buenos jugadores. Que pide el aficionado: campeonatos. Ese es el ciclo de endeudamiento saprissista.

La estrategia futbolística y financiera de Saprissa tiene a este equipo en cuidados intensivos, su deuda es demasiado grande para el mercado costarricense, pero lo más preocupante para este equipo es que solo le queda vender su historia.

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