Visión CR

Costa Rica carcomida por drogas y delincuencia

Adriana Núñez, periodista Visión CR

De conformidad con datos emanados del Organismo de Investigación Judicial, actualizados al 16 de julio 2022, desde el 1 de enero de este año y hasta la señalada fecha, el país ha registrado 25,414 delitos.

Entre ellos, destacan hurtos, robos y asaltos, que suman respectivamente 8358, 7113 y 5622. Si a ellos le agregamos que han sustraído 2249 vehículos -los cuales el OIJ contabiliza por aparte- tendremos que el número de apropiaciones indebidas alcanza la alarmante cifra de 23,342 incidentes.

También se contabilizan al 16 de julio, 1753 tachas de vehículos y 319 homicidios.

Recordemos que la diferencia entre hurto, robo y asalto consiste en que en el hurto no media ningún tipo de violencia o intimidación a la hora de que uno o varios individuos se apoderan de un bien ajeno: por ejemplo si se encuentran la puerta de una residencia abierta y sustraen objetos de la entrada. En cambio sería un robo si el delincuente violenta la puerta de una casa u oficina y se introduce a la fuerza en el recinto con el fin de cometer el acto delictivo.

Por su parte, el asalto se distingue del hurto o del robo, porque involucra la confrontación personal entre el individuo que comete el acto y el afectado, sea mediante amenaza verbal o propiamente la utilización de la fuerza, con el fin de coaccionar a la víctima y evitar cualquier resistencia.

Las cifras son alarmantes pues en promedio, durante los días que contempla este reporte, se han producido alrededor de 130 delitos diarios, registrados en distintas zonas del país. Muchos de ellos con consecuencias graves e incluso mortales.

Considerando que las cifras corresponden únicamente a casos conocidos o reportados, la estimación podría hasta duplicarse pues muchas personas en estos momentos no ponen las denuncias respectivas por temor a represalias.

Diariamente se contabilizan alrededor de 130 delitos en distintas zonas de Costa Rica, algunos con consecuencias fatales para las víctimas (Foto WordPress)

Si comparamos puntualmente el número de asesinatos ocurridos en este primer semestre de 2022 con el mismo período del 2021, notaremos que la cifra aumentó prácticamente en un 5%.

El tráfico de drogas, origen de muchos males

El año pasado, la mayoría de los homicidios se atribuyeron a ajustes de cuentas por venta y tráfico de estupefacientes, un flagelo que lamentablemente se ha entronizado en el país, a pesar de las diligentes acciones del OIJ que ha realizado innumerables allanamientos y detenciones, entre las que figuran recientemente, 21 operativos realizados en la localidad de San Ramón contra una “narco” familia para intentar detener sus operaciones delictivas en la región.

En América Latina en general, los conflictos asociados a la producción, tráfico y consumo de drogas atacan sensiblemente la calidad de vida de las poblaciones, están ligados a formas de exclusión social y debilidad institucional, generan violencia y una mayor inseguridad e inciden y corroen la gobernabilidad en algunos países.

Aunque los gobiernos han tomado medidas y formulado planes nacionales para reducir tanto la demanda como la oferta, colocando especial énfasis en el control de la producción y el tráfico de drogas, es preciso -como lo es también en el campo de la recuperación de valores morales- la difusión permanente de campañas de comunicación dirigidas a prevenir y fortalecer el régimen jurídico e institucional.

En el caso de Costa Rica pese a las acciones locales y a la cooperación internacional para el control del tráfico de drogas y lavado de dinero, aún se necesitan mayores recursos y esfuerzos de divulgación desde la educación y la cultura.

Según el Observatorio de la Violencia en Costa Rica, “el 56% de los homicidios dolosos del 2021 fueron por un móvil relacionado con el ajuste de cuentas o venganza; casos en los cuales pueden mediar circunstancias relacionadas con temas de drogas o grupos delincuenciales organizados”

Alarmante consumo de drogas entre adolescentes

En la última década el flagelo de las drogas ha crecido alarmantemente. Una investigación del Instituto sobre Alcoholismo y Fármaco dependencia (IAFA) elaborada en 2015 por el Dr. Luis Sandí Esquivel y titulada: “Situación de consumo de drogas en población adolescente en Costa Rica” da cuenta de que entre los 12 y 19 años, alrededor de un 16% de los adolescentes consumen tabaco, alcohol, marihuana, cocaína y crack, Dicho porcentaje se duplica en el rango de edades de 20 a 29 años.

El consumo de drogas se inicia entre adolescentes ticos alrededor de los 13 y 14 años y constituye un detonante de problemas psiquiátricos y de actos delictivos (Foto WordPress)

La edad promedio en la que los adolescentes inician el consumo de drogas tales como derivados de coca y marihuana en nuestro país es a los 14 años,

Y si hablamos de alcohol o tabaco, comienzan a consumir ya desde los 13 años.

Entre los hallazgos de la investigación se señala que el consumo reciente de marihuana puede incrementarse en 2,8 veces cuando hay presencia de problemas disciplinarios en adolescentes.

Por otra parte, revela la importancia de la vinculación activa de los progenitores, pues según indica el estudio de Sandí Esquivel, “hay un 39,6% menos de probabilidad que aquellos con un alto involucramiento parental consuman marihuana…”

Los daños a los adolescentes son tan graves que en 2016 el 75% de los casos atendidos en la Unidad de Niños y Nuevos Horizontes del Hospital Nacional Psiquiátrico, fue por problemas relacionados con el consumo de drogas.

Ante la situación, la mayoría de los especialistas y expertos en violencia enfatizan la importancia de las campañas preventivas, en las cuales es deber del estado y de la sociedad civil, involucrarse activamente, e indican que “los programas de prevención aumentan los factores de protección y eliminan o reducen los factores de riesgo del consumo de drogas. Están diseñados para distintas edades y se pueden usar en forma individual o en un entorno grupal, como la escuela o el hogar.”

Con dolor y estupefacción muchos ciudadanos nos dimos cuenta de que tres de los participantes en el asesinato del joven Marco Antonio Calzada ocurrido hace pocas semanas en los alrededores del Barrio Chino en San José, eran menores de edad. ¿Qué los indujo a ello? Nuestra sociedad debe tomar conciencia de lo que está sucediendo en nuestro país y adquirir un compromiso decidido en la lucha por reivindicar los valores y combatir el flagelo de la violencia, sea cual sea su origen. Como lo sentenció hace un par de siglos la escritora británica Mary Ann Evans, reconocida por su pseudónimo “George Eliot”, “…nuestras acciones hablan sobre nosotros tanto como nosotros sobre ellas”.

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