Mario Granados Chacón
“…Las galaxias se alejan unas de otras
a velocidades proporcionales a su distancia…”
CONSTANTE DE HUBBLE
El origen del Universo, de su propia naturaleza y por consiguiente de la vida – a través de todo el recorrido humano – ha sido tema que continuamente ha provocado el interés de la ciencia. Desde el surgimiento de los primeros grupos sociales, los seres humanos nos hemos preguntado entre otras cosas ¿El por qué de la vida y de la muerte? ¿El por qué del día y de la noche, de la luz y de las tinieblas? ¿El por qué de nuestra misma existencia? ¿De dónde venimos? ¿Cómo es realmente el Universo? reflexionamos acerca del tema si hubo un principio y si – efectivamente – lo hubo, ¿Por qué no ocurrió antes?, o bien ¿Por qué no ocurrió después?
Otra pregunta – por lo demás interesante y compleja – se nos presenta cuando meditamos en cuanto al simple hecho de ¿Dónde nos encontrábamos antes de nacer y hacia dónde vamos al morir? En fin, la pregunta de siempre ¿Cuál es la verdad de la verdad? Y muchas otras más.

Todas estas inquietudes nos han de llevar sin duda, hacia consideraciones detalladas del comienzo de los comienzos, partiendo – precisamente – de lo que se ha denominado el proceso cosmogénico. No más iniciando el siglo XIX y durante el siglo XX, fueron reconocidas – a partir de bendiciones científicas – una serie de tesis materialistas que pregonaron que el Universo no había tenido principio, descartando con ello la idea de una posible Creación. Tal coyuntura floreció, como consecuencia inmediata de una confianza absoluta en la denominada ciencia reduccionista. Se llegó a considerar – mayoritariamente – para entonces, que toda la existencia se encontraba dentro de la Vía Láctea o Camino de Santiago.
En 1929, una naciente tesis cosmogénica trascendió favorablemente al ser comprobada por los descubrimientos del científico estadounidense Edwin P. Hubble (1889-1953), a partir importantes estudios realizados desde el Mount Wilson Observatory, en Pasadena, California.

Las observaciones de Hubble, recibieron como fundamentación a sus axiomas, diferentes conclusiones de la teoría de la relatividad, culminando en la sostenida dilatabilidad del Universo.
Estas nuevas bases científicas vinieron a sustituir – para siempre – las ideas decimonónicas kantianas, inclinadas a la estabilidad de un Universo estático y primordialmente a la total certidumbre de que las fuerzas gravitacionales fuesen repulsivas a grandes distancias. Los conceptos y opiniones dominantes en 1930, bien señalaban en aquel momento que el llamado Universo observable, podía alcanzar un diámetro de unos mil millones de años luz.
Hubble afirmó entonces – estableciendo un nuevo método para determinar las distancias intergalácticas – que desde el Big Bang, el Universo se ha mantenido en un permanente y constante movimiento organizativo-evolutivo-expansivo, logrando comprobar de esta manera, no solamente que el Cosmos se ha estado expandiendo siempre, sino que las distintas galaxias – contrario a la opinión científica sostenida hasta ese momento – se alejan y se separan a grandes y espectaculares velocidades. Conjuntamente, hizo un anuncio todavía mucho más interesante y que para la época provocó gran asombro: “…¡que las galaxias que están más lejos, se alejan, todavía, más rápidamente!…”

La nueva y comprobada teoría de Hubble – bautizada luego por algunos científicos como la teoría de la recesión de galaxias o teoría Hubble-Lemaitre, este último patrocinador de la Teoría del Big Bang en 1927 – tuvo el mérito y la fuerza de hacernos considerar, a partir de esta novedosa visión cósmica, la existencia de un nuevo orden que “…fijó la posición absolutamente secundaria del planeta Tierra, con un Sol destronado de su concepto copernicano como sede central, convirtiéndolo en un cuerpo celeste, casi extraviado en una de las muchas galaxias periféricas, entre las miles de millones de constelaciones que constituyen el Cosmos…”
Actualmente, los científicos han calculado en muchísimas ocasiones el ritmo de expansión universal – Constante de Hubble – a partir de dos técnicas diferentes. Dichas mediciones han ocasionado serias divergencias: el primer sistema de cálculo se fundamenta en la medición de super novas y estrellas en el Universo reciente, mientras que el segundo, utiliza la luz emitida poco después del Big Bang. La discrepancia de los resultados entre ambas, ha sido motivo de controversia. Se ha determinado la existencia de un tipo de energía exótica – llamada energía oscura – para explicar la expansión acelerada del Universo.

Por otra parte y como consecuencia de lo establecido podemos completar que las estrellas no están quietas: las mismas se encuentran en movimiento alrededor del centro de la galaxia. Dicha rotación, fue observada por primera vez en 1914, pudiéndose medir con gran precisión a través del tiempo, no solamente en la Vía Láctea, sino – también – en otras muchas galaxias. La resultante es que todo el Universo está girando y se expande: planetas, estrellas, galaxias y cúmulos de galaxias.
Hoy – también -extraordinarias maravillas de la tecnología, se han convertido en poderosas herramientas científicas que han permitido a la humanidad, la posibilidad de observar espectaculares acontecimientos, capturar imágenes de sistemas planetarios en evolución a distancias nunca imaginadas por la misma ciencia, ampliando así los confines paradigmáticos de un Universo observable. Un último ejemplo de estas maravillas lo constituye el telescopio James Webb(2021) el cual nos permitirá mirar hacia atrás en el tiempo, para así observar las primeras estrellas que existieron en el Universo temprano, el cómo se formaron las primeras galaxia después del Big Bang y su posterior evolución, así como la composición química de distintos exoplanetas.
Mucho por conocer ante un tiempo implacable que limita la existencia tal y como la conocemos.
Estimado Dr.,considero de sumo interés para los lectores y analistas de sus artículos, la evolución misma del pensamiento teocrático y filosófico con respecto al Origen del Universo.
La ciencia y la tecnología han hecho posible que las teorías ,leyes y otras cambiasen el rumbo del quehacer científico.