Visión CR

Acción no verborrea

Nivaria Perera

Pareciera que  hoy nos rasgamos vestiduras  toda la gama de vestimentas del arco iris por el azote del “ populismo” en las actuaciones de políticos al frente de los gobiernos tanto de países grandes y poderosos como de los chicos y pobres.

El fenómeno no es nada nuevo. Pareciera que en todo momento de la historia los políticos y algunos de sus seguidores han recurrido a medidas extremas para granjearse el apoyo popular, es decir de las masas que deciden, pero no tienen acceso a ver más allá de lo que les ofrecen los bravucones y desenfadados para hablarles.

El populismo parece nuevo, pero es añejo, al tomar decisiones sobre el resto de la comunidad y que este lo tome a bien, es una medida popular. Nos dice David Lorenzo Cardiel en un reciente artículo que «el populismo hace honor a su palabra: apela al pueblo, invita al gregarismo y a sentirnos respetados y poderosos”.

 Se me agolpan en mi memoria algunas frases escuchadas, algunas acciones y muchos decires en las redes sociales en estos siete meses de este 2022, nuestro tercer año pandémico como el resto de la Humanidad.  

En el debate social dentro y fuera de las redes sociales, también en las clases de la educación superior de historia, filosofía, política o en el café con amistades nos hemos preguntado: ¿qué representa, qué significa el término en la vida democrática de una comunidad? Algunos coinciden con el amigo Cardiel, argumentando un peligro para la prosperidad y la democracia.

 Y, otros aseguran que es mejor dejar que se acabe la cuerda, pues “pan y circo “empleado en la vieja Roma dio sus réditos para un tiempo, pero no para siempre: asistirnos (bueno en sentido figurado) al asesinato de Julio César, y a otros asesinatos en serie que provocaron la implosión del Imperio Romano. 

Y tiempo atrás, la frase de los faraones “grano y cerveza” hizo su trabajo de subyugación, pero cuando el “Soberano “habla, no hay dios posible que lo detenga por reclamar lo que se siente que le ha sido birlado, el sentirse poderoso y amparado. Y acá nos acercamos a la frase de nuestros abuelos, “tanto va el cántaro que al fin se rompe”.

Por eso, el populismo no es una teoría económica, es una forma de autoridad, endulzando a los crédulos para hacer acciones no muy coherentes y racionales sobre las mayorías, creando un clima que todo irá bien, en una pronta solución de los baches, pero la cruda realidad les desinfla y entonces, les hace buscar nuevas formas de ocultar sus mal calculados deslices e inoperancia.

Recientemente, asistimos al entierro electoral del partido político que enarboló una bandera que ni idea tenía de su significado, corrupción, para caer en la hondonada de su propio precipicio., llevando a sus jerarcas a soslayar responsabilidades bajo las piedras de corporaciones educativas. ¿Será para limpiar sus conciencias?

Populismo ¿es un mal de hoy, que signo tiene? Pues no, ya vimos su rol en Egipto y Roma y si seguimos el hilo de la Historia no dudamos que lo encontramos otros momentos, otras frases difuminadoras de la realidad, pero lo esencial es delimitar que tiene diversos signos: derecha, izquierda y centro derecha.   Agregamos otros ejemplos con Hitler, Lenin, Mussolini, y cerca de nuestras tierras a Fidel Castro, Hugo Chaves, Nicolás Maduro y muy, muy cerca al gobernante de Nicaragua.

Claro que en nuestro país los gobernantes han tenido algunos momentos coqueteando con acciones populistas, tapando o anunciando momentos álgidos al calor de los partidos de fútbol en encuentros locales o internacionales.

Hoy,en estas tierras ticas, se ha venido asentando fuertemente un populismo de frases y acciones que se anuncian como mesiánicas que hacen sonreír a unos y dejan perplejos a otros, pero la realidad la vemos asomarse, no con las orejas de burro sino en los pasos fuertes de una Asamblea Legislativa.

Ahora más consciente, reflexiva y sensata en su papel de baluarte de la democracia, no como algunas de sus antecesoras. Este cuerpo Irá demostrando a partir de la semana entrante, no me cabe la menor duda, con la acción de los representantes de los partidos políticos  no gobiernistas y con todo un arsenal de proyectos de ley desinflando la acción verbal del gobierno, que ha sido su única y real acción en tres meses de estar en Zapote.

Si hay mucha palabrería y nada concreto y ceñido con la realidad económica y social del país, recordemos la sentencia de nuestros abuelos “tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe”.

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