Svalbard, un archipiélago noruego situado en el océano Ártico, se encuentra en uno de los llamados ‘puntos calientes’. Las temperaturas están aumentando peligrosamente, alterando la tierra, el mar y el aire.
“En Svalbard, estamos a unos 1 300 kilómetros del Polo Norte, pero no parece que haga tanto frío. De hecho, Longyearbyen, el lugar junto al que me encuentro, es la ciudad que más rápido se calienta en la Tierra. Las temperaturas, aquí, han subido cuatro grados centígrados en los últimos 50 años”, explica el periodista de Euronews, Denis Loctier.
Con menos de 2 500 residentes permanentes, Longyearbyen es un popular destino turístico, y un importante centro de investigación del Ártico. Fundada como ciudad minera a principios del siglo XX, sigue contando con una mina y una central eléctrica de carbón, la última de Noruega.
Ese período de la historia de Svalbard está a punto de terminar. Ante el cambio climático que pone en peligro su fauna, y a las comunidades locales, Longyearbyen se está preparando para pasar página, totalmente, y adoptar las energías renovables, en los próximos años.
Pero, el clima, cada vez más extremo, está pasando factura. Las autoridades tuvieron que construir barreras contra la nieve, y declarar inseguras el 10 % de sus casas, después de que un hombre y una niña de 2 años perdieran la vida en una repentina avalancha, hace unos años.
Quienes viven en el Ártico ven cómo el suelo se desplaza, literalmente, bajo sus pies. Kim Holmén, profesor de clima y medioambiente, lleva 35 años trabajando en Svalbard. A las afueras de Longyearbyen, nos muestra grandes franjas de suelo dañado por el deshielo del permafrost. Este proceso pone en peligro carreteras y edificios en todo el Ártico, y libera metano, un potente gas de efecto invernadero.
“Podemos acercarnos y echar un vistazo. Aquí se ve que se está derritiendo el hielo y está cayendo la tierra… Ya no se puede caminar sobre esta hierba, los renos no pueden pastar en ella. Así que, es un ejemplo muy evidente de cómo está cambiando el mundo, a causa del calentamiento”, declara Kim Holmén, asesor principal del Instituto Polar Noruego, y profesor de clima y medioambiente de la Universidad Ártica de Noruega, (UiT).
“Estamos al final. No hay tierra al norte, a la que podamos desplazarnos. Existe una especie icónica como es el oso polar, pero hay muchas, muchas otras especies, que también están luchando, a causa de estos cambios”, añade Kim Holmén.
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