Visión CR

El sonido remanente o el eco del Big Bang

Mario Granados Chacón, educador

Para 1965, el alemán Arno Allan Penzias (1933) y el estadounidense Robert Wodrow Wilson (1936), dos investigadores radio astrónomos de Bells Laboratories– ganadores del Premio Nóbel de Física en 1978 – comprobaron un espectacular argumento que produjo un nuevo cataclismo conceptual, suministrando mayor credibilidad científica a la teoría del Big Bang.

Ambos descubrieron la Radiación de fondo de microondas (CMB), o el llamado sonido remanente del Big Bang , conocido también en el mundo físico como radiación de 3 grados kelvin, tesis que había sido explicada somera y tímidamente, en investigaciones anteriores ejecutadas por el científico ucraniano George Gamow (1904-1967) y sus discípulos los cosmólogos estadounidenses Ralph Alpher (1921-2007) y Robert Herman (1914-1997)

Radiación de fondo de microondas (CMB)

Entonces – promediando los años 60 –  ya se hablaba entonces de quarks, en 1967 de pulsars y en 1968 también se estuvo al tanto de los agujeros negros.  Más adelante, la NASA puso en órbita – en 1989 – el satélite COBE (Cosmic Background Explorer) o Explorer 66, para medir las irregularidades de la mencionada radiación de fondo o ruido de fondo cosmológico. Tal instrumento, permitió rastrear lo que se denominó en el mundo de la ciencia como las huellas luminosas del Big Bang.

En la referida misión se exploraron muchos de los temas tratados por Gamow, Alphery Herman, con aportes importantes en la confirmación de sus distintas conceptualizaciones en 1992, destacando el hecho de haber podido comprobar, que dicha radiación no se presenta de manera homogénea sino que al contrario, la misma presenta una serie de irregularidades anteriormente previstas por la propia teoría del Big Bang.

Cosmic Background Explorer

Algunos años después del descubrimiento realizado por Penzias y Wilson, el astrofísico estadounidense Allan R. Sandage (1926-2010) en 1974, estableció que las galaxias se estaban alejando unas de otras a espectaculares velocidades, tal como lo había previsto en su oportunidad el propio Edwin Hubble.  El valor e importancia de los nuevos experimentos de Sandage, estuvo presente en que se intentó demostrar, fallidamente, que tales velocidades en el instante actual, resultaban ser decrecientes lo que de alguna manera supuso una nueva dirección en el proceso expansivo.

A pesar de lo anterior – según lo expresado por el astrofísico italiano Duccio Macchetto (1942) del Space Telescopie Science Institute en 2005 – desde la puesta en órbita del telescopio espacial Hubble, se ha podido considerar que el Universo, en una novísima visión paradigmática del mismo, no se expande en forma constante, sino que – sorprendentemente como se advirtió atrás – lo hace en forma acelerada.

Telescopio Hubble de la NASA captura galaxia de 10.000 millones de años luz

El lente del telescopio Hubble ha permitido observar desde la imagen de una galaxia a 13 millones de años luz de distancia -poseedora de fuerzas físicas impresionantes- hasta la muerte de algunas viejas estrellas. Dicha coyuntura, ha brindado informaciones precisas de lo que pueden significar los orígenes y confines del Universo. Y así – día a día – el Universo nos muestra y advierte una enorme cantidad de misterios por descubrir. Todas estas consideraciones han ayudado a reconocer la teoría del Big Bang hoy casi universalmente aceptada.

Al respecto, otras posturas científicas han enriquecido aún más esta teoría, aportando nuevas variantes producto de los novedosos y distintos conocimientos obtenidos en la llamada física de partículas y en las originales hipótesis sostenidas acerca del reparto del binomio materia-antimateria.  Por eso es significativo establecer que en la actualidad, no solamente se ha confirmado el episodio del Big Bang, sino que también se ha podido identificar con reconocido éxito, las perturbaciones de la radiación cósmica producidas en los primeros segundos de la gigantesca explosión. 

Las distintas mediciones de los científicos estadounidenses John C. Mather (1946), astrofísico en el Centro de la NASA Goddard Space Flight y de George F. Smoot (1945), catedrático de la Universidad de Berkeley en California, descubridores del eco del Big Bang– con la ayuda del mencionado satélite COBE – culminaron con el otorgamiento para ambos  del Premio Nóbel de Física en 2006. 

John C. Mather y George F. Smoot

En los últimos días – gracias a todos estos nuevos descubrimientos – se ha llegado a comprobar inclusive, que la materia en la actualidad se expande a una mayor velocidad, de la que lo hizo en los primeros instantes del Big Bang, lo que ha permitido suponer la existencia de una nueva fuerza cósmica de la que – hasta ahora – conocemos muy poco. Distintos astrofísicos encabezados por el físico-teórico y cosmólogo británico Stephen Hawking (1942-2018), han favorecido la idea de que el Universo continúa en su proceso expansivo, aunque desconocen si esta expansión acabará volviendo a contraerse, para terminar en lo que se ha llamado un Big Crush. Para determinar esta posibilidad, se convierte en necesario conocer la velocidad actual de expansión y la densidad media del Universo -aún – convertidas en enigmas

En dicha dirección, tal y como lo propuso en su momento Thomas Berry (1914-2009) teólogo católico, sacerdote pasionista e historiador estadounidense, podríamos estar cerca de una Teología del Universo, con raíces ecológicas profundas en concepciones ancestrales y en las creencias de muchos pueblos a los que todavía hoy consideramos primitivos, quienes a través de los siglos han sostenido pensamientos de nuestro origen común con toda la Creación

Según el propio Berry, ha sido extraordinario presenciar todos los descubrimientos científicos y un cambio planetario de la magnitud como el que vivimos, aunque es importante reconocer que no hemos cambiado sólo lo humano, sino también la estructura planetaria: “…su química, sus biosistemas, incluso su geología y ahora estamos provocando el llamado efecto invernadero…”

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  • Si la ciencia, los científicos y la tecnología sofisticada del momento , toman como base la Teoría del Big Bang, es lógico adentrarse en los descubrimientos que paulatinamente han ido consolidando los investigadores y aportando datos de sus descubrimientos, todo esto ,con el fin de que tengamos una panorámica de como ha evolucionado el universo y la participación nuestra en el conocimiento de ello.

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