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Un Derecho Humano fundamental

Las Naciones Unidas han determinado que son 30 los Derechos Humanos Universales y aunque para muchos de nosotros parecieran obvios, lo cierto es que hay diversas partes del mundo (países, regiones), que carecen significativamente de algunos de éstos.

Solamente un ejemplo: el pueblo kurdo, considerado una minoría étnica en el Medio Oriente, no tiene un territorio asignado como país, no obstante que son originarios de la región de la Mesopotamia en el Irán actual. Tienen su propia lengua, su propia estructura religiosa, su dieta y su música -por mencionar algunas características de su cultura-.

Hoy en día, los kurdos están repartidos entre Irak, Siria, Turkía y el mismo Irán. Muchos de los DDHH del listado oficial de la ONU simplemente no se cumplen con esta etnia.

Ahora bien, con 161 votos a favor, 8 abstenciones y ni un solo voto en contra, la ONU recientemente adoptó una resolución que reconoce el acceso a un medio ambiente limpio, sano y sostenible como un Derecho Humano Universal. Esto no es poca cosa. Cinco países, de cuatro continentes presentaron el texto. Por el continente americano fue la pequeña Costa Rica la que junto con Maldivas (Asia), Marruecos (África) y Eslovenia con  Suiza (Europa), presentaron el texto original a la Asamblea de este Organismo Mundial.

El texto de marras hace énfasis en los grandes problemas ambientales globales, como la crisis climática, la gestión insostenible de los recursos naturales, la contaminación del aire, el agua y los suelos, el inadecuado manejo de los productos químicos y de los residuos sólidos, así como la pérdida de biodiversidad. Ninguno de estos problemas respeta fronteras, de ahí que sean de importancia planetaria.

Es fácil suponer que ante un deficitario o devastado medio ambiente, otros Derechos Humanos se verán afectados; quizás el más significativo es el Derecho a tener alimentación sana y balanceada.

Un caso digno de mencionarse en nuestro Continente, es el de Haití, una nación que sangró sus recursos naturales, tiene una baja escolaridad y ha sido víctima de terremotos, huracanes y pésimas administraciones de Gobierno que han incidido en toda una serie de problemas socioeconómicos y ambientales.

Este país es quizás el más subdesarrollado de América y uno de los más pobres del mundo. Como diría alguien por ahí, “está como para hacerlo nuevo”. Tal panorama nos muestra un país que no cuenta con la presencia muchos de los derechos humanos universales.

El Secretario General de la ONU, el portugués Antonio Guterrez, enfatizó que han sido tres los grandes factores que han exacerbado la situación ambiental mundial: la crisis climática, la extraordinaria pérdida de la biodiversidad y la contaminación en todas sus formas (agua/océanos, aire, tierras). Por estas razones lanzó la excitativa de empoderar a los dirigentes ambientales (Acuerdo de Escazú), a los grupos indígenas, a las mujeres y a los niños en un esfuerzo mancomunado, para lograr que este nuevo y vital derecho humano se alcance.

La Constitución Política de Costa Rica en su artículo #50, cierra este texto de la siguiente manera: “Toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado”

que va totalmente en la línea de este nuevo Derecho Humano Universal. Dicho en otras palabras, cuando Costa Rica encabezó ese grupo de cinco países proponentes del nuevo Derecho Humano, lo hacía con la fuerza moral que le da el hecho de haberse convertido en una nación modelo en temas de medio ambiente.

Lo interesante de todo esto es que ya llegamos a un escenario en que dejamos de compartamentalizar lo ambiental y lo integramos a otras esferas de la actividad humana: la arista social, la parte energética, la producción de alimentos, la elaboración de políticas públicas, la escolarización en todas sus formas, y el ejercicio en sí de la democracia.

Lo cierto es que la sostenibilidad como concepto, se asienta en tres pilares: lo social, lo económico y lo ambiental. Y tenemos que propender a ese equilibrio dinámico de estos tres factores, si queremos alcanzar la sostenibilidad como país, como región, como planeta.

Vivir en un mundo justo y libre, con igualdad ante la ley, con seguridad y con factores ambientales sanos y saludables, deberá ser siempre, una sana aspiración de cualquier ser humano, sin importar si es de Brunei, Belice, Bielorrusia o Bangladesh.

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