Adriana Núñez, periodista Visión CR
- Estos organismos abogan por la contención del gasto y la reducción del aparato estatal en muchas naciones, pero sus funcionarios y asesores reciben sueldos e incentivos millonarios, procedentes de fondos de los países que los apoyan
Hace alrededor de 5 años, Estados Unidos, uno de los principales donantes del Banco Mundial, sacudió a la opinión pública internacional al reclamar a esa organización financiera, las “excesivas desigualdades” entre las altas remuneraciones de sus funcionarios -que absorben gran parte de su presupuesto, sostenido por los gobiernos que les apoyan- y las inversiones realizadas para cumplir con algunos de sus objetivos principales, entre los cuales destaca reducir la pobreza.
En la ocasión, el Secretario del Tesoro estadounidense criticó tanto a los aparatos burocráticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) como del Banco mundial (BM), calificándolos de “ineficaces” y sugiriendo que sus empleados están pagados en exceso, una visión que también compartieron legisladores conservadores de su nación, sobre ambas organizaciones.
En 2017, los salarios del FMI rondaban los 31.290 dólares al año para los empleados de menor rango y los 400.730 dólares en el caso de los directores de departamento. En el caso del Banco Mundial, los montos oscilaban entre los 25.700 dólares que ganaba un asistente administrativo y los 411.600 dólares que se le pagaban a un director o vicepresidente ejecutivo.
Al menos en el Banco Mundial, además de sus salarios, los funcionarios cuentan con programas de incentivos, premios e indemnizaciones que la organización revisa y actualiza anualmente.
Igualmente, son los países miembros los que financian los fondos de retiro de los funcionarios de esas organizaciones, por lo que -una vez jubilados- reciben altísimas pensiones sufragadas con fondos públicos de los gobiernos contribuyentes.
Entre ellos se encuentra el presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles ex funcionario de carrera del Banco Mundial quien antes de retirarse de dicha organización ocupó el puesto de director-país para Indonesia. Pese a que existe gran hermetismo en relación con la divulgación de datos sobre sus funcionarios, según lo expuesto por el propio Banco Mundial, los salarios de directores rondan el medio millón de dólares al año, lo cual representaría un ingreso mensual aproximado de 41.600 dólares, equivalentes en moneda nacional a un poco más de 27 millones de colones al mes.

Sobre esa base y los más de 27 años laborados en la organización mundial, el mandatario costarricense tras su retiro, percibe posiblemente una jugosa suma a la cual se le adicionarían alrededor de 5 millones de colones mensuales que recibe como presidente de Costa Rica.
No en balde el presidente Chaves Robles adquirió una residencia en Monterán, una selecta urbanización ubicada en Curridabat, que no solo se anuncia como un sitio seguro donde vivir sino también como “un estilo de vida” y donde según información de varios agentes de bienes raíces y las respectivas páginas asociadas, los precios de las casas superan fácilmente el millón y medio de dólares.
Hace diez años -en el año fiscal 2012- momento en que se reforzaron los planes bajo la justificación de “que el Banco continuara siendo un empleador competitivo capaz de atraer talentos a nivel mundial” el total de los gastos de personal fue de US$734 millones para el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) brazo del Banco para los países de medianos ingresos; US$750 millones para la Asociación Internacional de Fomento (AIF) la entidad del Banco Mundial que brinda ayuda a los países más pobres; y US$524 millones para la Corporación Financiera Internacional (CFI) el brazo del sector privado del Banco.

Ya para el 2013, la revisión de personal sobre remuneración recomendó “reservar US$16 millones para los planes de premios adicionales al salario”, un millón de dólares más que el año anterior.
Hoy en día, los jóvenes profesionales seleccionados que recién inician su trabajo en la sede de Washington D. C. del Banco Mundial perciben salarios netos anuales que pueden variar entre US $ 82,000.00 y US $ 150,800.00, dependiendo de la experiencia profesional, calificaciones académicas, habilidades y conocimientos técnicos del empleado. Así lo ha revelado la publicación digital de OpenIGO, una extensa red formada por profesores e investigadores.
Además, la información señala que adicionalmente recibirán beneficios por un total de US $ 58,865.00 por año (incluyendo seguro médico, de vida y de invalidez; indemnizaciones por despido y otros beneficios no salariales). El promedio de un sueldo intermedio de 120.000 dólares, en colones, al cambio oficial, representa entre 10 y 11 millones de colones al mes incluyendo lo que se suma por concepto de beneficios.
Según su propio reporte, el pasado año, los montos que el Banco Mundial mantenía en custodia al final del ejercicio de 2021 ascendían a USD 13.400 millones en fondos fiduciarios y USD 26.000 millones en fondos de intermediarios financieros. Los fondos fiduciarios costean cerca de dos tercios de los servicios de análisis y asesoría del Banco.
El negocio de la pobreza
“Luchar contra la pobreza no es un asunto de caridad, sino de justicia” (Nelson Mandela)
Como parte del Banco Mundial, la Asociación Internacional de Fomento (AIF) creada en 1960, de la cual forman parte naciones prestatarias y naciones donantes, es la entidad que presta ayuda a los países más pobres. Supervisada por 174 naciones accionistas, la AIF busca reducir la pobreza a través de préstamos -denominados “créditos”- y donaciones destinadas a programas para idealmente fomentar el crecimiento económico.
Por su parte, el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento, por sus siglas BIRF, también es una de las cinco instituciones que integran el Grupo del Banco Mundial y que se promueve como “una cooperativa internacional dedicada al desarrollo, propiedad de los 189 países miembros”. El BIRF financia sus préstamos con su propio capital y con dinero obtenido en los mercados de capitales a través de la emisión de bonos del Banco Mundial.

Tanto el Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional han tenido tremenda injerencia en las decisiones económicas de países como el nuestro, debido a las condiciones que se imponen para otorgar préstamos, entre las cuales se incluyen requerimientos relacionados con la inversión, la contención del gasto e iniciativas puntuales tales como la reforma al empleo público, la cual establece un salario global para el sector, además de que impide negociar algunos aspectos salariales en convenciones colectivas.
Paradójicamente mientras que estas organizaciones se han constituido en “monstruos burocráticos” bien remunerados, sus baterías se enfilan muchas veces a procurar que los gobiernos nacionales congelen y/o limiten el crecimiento de exiguos salarios en las bases de la administración pública, eviten los incentivos económicos adicionales y reduzcan las subvenciones y ayudas estatales a quienes menos tienen. El desmantelamiento del estado social se percibe en muchos sectores, como el fantasma que ronda a naciones democráticas como la nuestra donde pilares fundamentales como la educación o la cultura han sido dejados de lado.
Porque además, lejos de estimular un proyecto humanista, en muchos casos y con el concurso de gobiernos etiquetados por una parte de la población como “neoliberales”, tal y como bien lo indicara en una entrevista reciente con Visión CR, el sociólogo Eric Solera, “en las últimas décadas hemos sido testigos de fuertes transformaciones en función de un modelo distinto, meramente economicista, donde el valor de la solidaridad se ha erosionado”, dando paso a la exacerbación de “figuras de consumo” que son las que tienen voz, en detrimento de otros sectores -como los artistas, intelectuales, educadores, etc. -que antes eran igualmente importantes en la sociedad y ahora no lo son.
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