Visión CR

Muchedumbres se desgranan hacia la Nada

Nivaria Perera

Soy la penúltima de ocho vástagos vivos de Isidro y Virginia ambos viajados al Infinito hace ya sus años, pérdidas que siempre lamento aunque sé que en la dimensión en que están me dan su apoyo. Y de esa mazorca hay cinco generaciones, pero la génesis, esa pareja es un recuerdo, para otros solo  unos nombres. Creo que a todos los que peinamos canas nos sucede lo mismo.

¿Qué ha pasado con la natalidad?,

¿Qué ha pasado con las familias?

¿Qué ha pasado con las parejas de hoy?

No clamo por una sociedad compuesta como estábamos acostumbrados y que hace su rato dejó de  ser. Con la vuelta a la normalidad luego de la pandemia y el azote económico en todos los grupos sociales creo interesante volver a poner en el tapete los temas.

El INEC nos habló del descenso de la natalidad en la década del 10 al 20 y se indicó que el promedio de hijos e hijas por mujer se redujo de 1,82 a 1,41 hijos o hijas, con lo cual está por debajo del reemplazo generacional. Pónganmele atención a este punto.

Y el actuar de las familias de hoy dista mucho de en las que crecimos y no por aparición de la tecnología y sofisticación y facilidad de ellas en el campo comunicacional. Las familias de hace pocas décadas aún en las estrecheces más amargas acogían en su seno a los aún más desvalidos y hoy dicen “el mantel no alcanza en la mesa”.

Hoy trabajan papá y mamá y si acaso tendrá dos hijos, pero cierran sus puertas a dar la mano a otros, argumentando que el dinero no les llega a fin de mes pero  la última moda de la tecnología es parte de su real vivir como sus asistencia a conciertos de cantantes de moda, a la adquisición de cuanto “ chunche” anuncian, a  ir a probar la última  delicatesse de moda o  a la hamburguesa de la esquina porque es muy “caché” tener todas las noches un “idi” tocando a la puerta.

Claro ya veo porque no dar un plato de comida al necesitado.

Pero lo más impresionante es el horizonte de las parejas hoy en día. Deciden compartir su futuro juntos. No me interesa si son bendecidos por un cura, por el vecino pastor de la iglesia de la carpa de la esquina o si es un contrato de palabra y acción de ambos los que les  motiva a decirse pareja. La perplejidad es apabullante no por el aval de su acción sino por su determinación : Hijos, nada, de nada.

Y, entonces, cuando las hormonas decaen, corren a buscar una excitante pareja de mascotas o una pareja híbrida de animales que les llene sus vacíos. Y, entonces encontramos que la sociedad les proporciona las formas de gastar dineros a granel con la oferta de profesionales super sofisticados. Así aparecen el psicólogo de perros o gatos, en el veterinario que les entrega cuentas enormes por recetas, no los ajos para las pulgas niel vinagre de guineo para el ultimo baño contra el olor de su pelambre, sino sofisticadas pastillas para los hongos de las orejas que les pico un zancudo o el champú de rosas con olor a las de Rumanía para que salga a caminar.

Esta es nuestra sociedad de hoy con un Interés por el recuerdo de ancestros cero. Remplazo generacional cero. Cero hijos, pero sí como me decía una amiga “mis nietos perrunos y gatunos me vinieron a visitar, pasemos a la cocina, porque están en la sala durmiendo”. Habrá se visto tal absurdo.  Efectivamente asistimos a la sinrazón, de la razón argumentan otros de esta sociedad que ni la pandemia les hizo un rasguño en su creciente egocentrismo.

 Tenemos una suma de ceros, y más ceros en el diario vivir de hoy:

  • el remplazo generacional cero
  • hijos en las parejas  jóvenes cero
  • solidaridad practicada por las familias hasta hace poco tiempo cero

Ceros y más ceros, creo haber ido a primer grado con la niña Argentina yhaber aprendido que la suma de ceros es siempre cero, es decir nada.

Las muchedumbres familiares de antaño que asustaron a muchos desgranando la mazorca y como solo hay ceros, es decir Nada, a canastos de pobreza y egoísmo.

En el horizonte solo hay suma de mascotas, y más mascotas… será por eso la invasión de pizotes y mapaches venidos  desde las montañas a las zonas urbanas buscando quien los adopte como mascotas. ¿Será éste el futuro ansiado por los desertores de las tradiciones?

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