Federico Paredes,
analista agroambiental
Pareciera que no se le puede atribuir a nadie en especial la idea de designar y establecer áreas protegidas, como lo que hoy conocemos, como parques nacionales. Este concepto se ha vuelto muy familiar en el mundo y sería muy dificil encontrar un país, que no tenga definida, una de estas áreas dentro de su territorio.
El 24 de agosto es el Día Internacional de los Parques Nacionales. Particularmente en Costa Rica tenemos muy clara la importancia de estas áreas silvestres, al punto de que casi un cuarto del territorio nacional continental está incluido bajo esta categoría de protección. Es muy significativo que un país tan pequeño haya decidido destinar el 25% de su extensión en proteger su patrimonio natural.

En 1778 los budistas de Mongolia definieron como sagrada, la montaña de Bogd Jan Uul y trabajaron en esta idea hasta oficializar su designación por parte del Gobierno, en 1783. En este caso es notable indicar que la motivación para su establecimiento fue principalmente de orden religioso o espiritual y no precisamente conservacionista. No fue sino hasta 1996, que la UNESCO decidió elevarlo a la categoría de Reserva de la Biosfera.
En nuestro Continente, el primer parque nacional fue el de Yellowstone en EUA, creado el 1 de marzo de 1872, el cual se convirtió en algo así como en un paradigma para el resto de los países de este lado del mundo.

En 1955, los registros en Costa Rica indican que el macizo Irazú-Turrialba fue la primera área designada como protegida; claramente no existía en ese entonces, la legislación que cubriera esta categoría de área silvestre, pero fue meritorio que justamente en el segundo periodo de Gobierno de don Pepe Figueres (1953-1958), se iniciara esta ruta de establecer la protección de áreas silvestres.
Quienes tuvimos la oportunidad de ver la película , “Gorillas in the mist”(1988), estelarizada por la actriz Sigourney Weaver, pudimos conocer la importancia del Parque Nacional Virunga en la República Democrática del Congo (antiguo Congo Belga), sobre la encomiable labor de proteger esos hermosos e imponentes primates, que son los gorilas.

La creación de Virunga como Parque Nacional en ese país africano en 1925, ha tenido el gran mérito de contribuir a subir la población de gorilas de 254 a más de 1000 en la actualidad. Sin embargo, el incremento poblacional de estos formidables mamíferos, no ha estado exento de problemas: desde políticos por los conflictos entre grupos rebeldes y el Gobierno, hasta deforestación y comercio ilegal de especies de flora y fauna.
En este recuento histórico, Virunga aparece entonces como el primer parque nacional africano.
Bajo el control de los británicos, por su parte Australia estableció su primer parque nacional en honor de ese Imperio: el Royal National Park en 1879.

Pasando al continente europeo, fue Suecia la que en 1909 creó el Parque Nacional Sarek, luego de numerosos diálogos y convenios con los indígenas lapones y comunidades saami, habitantes originarios de esas gélidas regiones escandinavas.
Ahora bien, desde el punto de vista del Derecho, fue España la que emitió, en 1916, la primera ley para establecer y proteger las áreas silvestres de su territorio y se puso a la cabeza en el Viejo Continente con este tipo de legislación.
Para el caso de Costa Rica, aparte de la mención hecha del macizo volcánico Irazú-Turrialba, el primer parque nacional creado bajo la Ley de Parques Nacionales fue el Parque Nacional Santa Rosa en Guanacaste, en 1970. Si recordamos bien la historia patria, fue en la Hacienda Santa Rosa donde se libraron cruentas batallas en 1856, cuando se expulsó definitivamente de Costa Rica, al estadounidense expansionista William Walker.

En este caso, la motivación primaria fue el evento histórico en ese icónico escenario que permitió, a la larga, proteger la flora y la fauna vernácula de un típico bosque seco tropical. Vale decir que éste es el último reducto de bosque seco de toda Centroamérica que ha dado paso a la creación del Parque Nacional Guanacaste, de aproximadamente unas 32.000 Ha en la provincia del mismo nombre.
El Servicio de Parques Nacionales nació en la década de los setenta, bajo el alero del MAG, ya que para aquellos tiempos no existía el Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). Con el devenir de los años este Servicio pasó a formar parte del SINAC, es decir, Sistema Nacional de Áreas de Conservación, que además absorbió el componente forestal y el de vida silvestre.
El Parque Nacional más pequeño es el de la Isla del Coco, con 4.49 km2 y el más grande el Parque Nacional Marino Las Baulas, con 2714.5 km2. Los más visitados son el P.N. Manuel Antonio en Quepos y el P.N. Volcán Poás; el primero por sus hermosas playas y el segundo por su impresionante cráter y la constante actividad volcánica (fumarólica).

Carara es un excelente ejemplo de visión al futuro. Esa gran área protegida era del antiguo ITCO, luego IDA y hoy INDER, sin embargo, ante la opción de parcelarlo y permitir asentamientos agrícolas, donó dichos terrenos al Servicio de Parques Nacionales y facilitó así el tener una importante área silvestre, (reservorio de la lapa roja Ara macao) y además servir como el gran límite natural entre el bosque seco y el bosque húmedo del litoral Pacífico costarricense.
Contar con este sistema de parques nacionales es un gran acierto y sin temor a dudas, ha sido el gran impulsor para desarrollar el ecoturismo tico muy conocido en el mundo. ¿Y cómo no? Si tenemos 27 parques nacionales, 58 refugios de vida silvestre, 15 zonas de humedales, 11 reservas forestales y 8 reservas biológicas. ¡Todo un tesoro de biodiversidad!
Pertenece a todos nosotros y por ello es un deber contribuir a su preservación. Tenemos que librarlo de la cacería furtiva, la extracción de plantas, madera y especies para mascotas, además de impedir los fuegos o incendios de vegetación. Así, el reto constante es fortalecer estas áreas y dotar a su personal del equipo e instrumentos adecuados, para ejercer bien estos controles.
Pensemos en las generaciones que vienen y que tienen derecho a conocer y disfrutar de estas maravillas naturales.
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