Visión CR

Una coevolución entre lo biológico y lo inerte

Mario Granados Chacón,

educador

“…La gran visión de Darwin no estaba equivocada, solo incompleta…“

LYNN MARGULIS

La Tierra a la que los griegos llamaron Gaia  – la grande y buena Madre – ha desarrollado un sistema único, un super organismo vivo, orgánico y dinámicamente equilibrado, consecuencia de un amplio y complejo proceso universal. Dicho en otras palabras simplemente, nuestro planeta se comporta como un conjunto de órganos que constituyen un ser vivo.

William Golding

El escritor británico William Golding (1911-1993), fue el primero en utilizar el nombre Gaia para bautizar esta interesante presunción, formulada en 1979 por su compatriota el químico y ambientalista James Lovelock (1919-2022), en su libro Gaia: a New Look at Lifeon Earth”, inspirado en su propio trabajo para la NASA durante el Programa Viking (1975), en su afán de investigar la factibilidad de vida en Marte.

Dicha obra nos ha colocado en la senda de un cambio de modo de pensamiento, señalando un nuevo patrón de dinámica planetaria, orientando el énfasis no sólo en la interrelación e interdependencia de todos los fenómenos sino también en la importancia activa de todos los seres vivientes en el proceso cíclico y constante de la naturaleza. 

La denominada teoría Gaia concibe al planeta Tierra como un organismo autorregulador compuesto por los océanos, las rocas de la superficie, la atmósfera y los seres vivos, estableciendo un sistema que evoluciona globalmente, regulando las condiciones de la superficie en función de la vida.

Teoría Gaia: la Tierra se regula como un ser vivo

Sus principios formulan mecanismos de retroalimentación, señalando que sus heterogéneos procesos biológicos, son capaces de modificar las condiciones físicas y químicas que han tolerado la posibilidad de la vida misma. No obstante las críticas recibidas – en especial aquella que la señala como una visión panteísta del planeta – resulta significativo establecer que la teoría Gaia se convirtió en la primera expresión científica moderna de antiquísimas creencias universales, defensoras a través del tiempo de la naturaleza vital de la Tierra.

La concepción de nuestro planeta como organismo viviente,  ha sido abundante en las creencias de distintos pueblos y culturas a lo largo de la historia, por lo que la referida teoría ha permitido establecer un sorprendente y extraordinario paralelismo con las más antiguas tradiciones espirituales de la humanidad, sean griegas, indias, indígenas americanas u otras y con el saber ancestral que actualmente practican los chamanes.

Los postulados de la teoría Gaia, vinieron a objetar y a contradecir el pensamiento clásico. Este último ha señalado que la vida y las condiciones del planeta Tierra, recorrieron caminos separados adaptándose la vida a tales condiciones.

De hecho, la nueva teoría en una apertura paradigmática creciente, se ha interpretado fuera de los límites de la vigente credibilidad científica. En tal sentido, sus conceptos han puesto en tela de duda, las casi intocables nociones darwinianas de la evolución. Traigamos a colación entonces que Darwin, había señalado que a lo largo de la historia, la vida se ha ido acoplando a las condiciones de su entorno físico-químico. Igualmente, en franca oposición a las mencionadas reglas, Lovelock ha sostenido de acuerdo a su teoría que la vida no resulta influenciada por el entorno sino más bien, es ella misma la que va a ejercer un influjo sobre el mundo inorgánico, provocando la coevolución entre lo biológico y lo inerte. Dicho de otra forma, la vida no sólo se adaptó a la Tierra sino también, adecuó a la propia Tierra para su regeneración.

Principio cosmogénico

En nuestro planeta, todos estos procesos naturales tienen un presupuesto en la irreversibilidad, característica esencial del tiempo histórico. De tal manera, como integrante de la totalidad universal, nuestro planeta partiendo del principio cosmogénico y de su propia autopoiesis, se crea y se diferencia desde la energía en que el proceso avanza.

La reciente teoría ha tenido la virtud de demostrar de igual manera que toda la biosfera de la Tierra, debe ser considerada como un único organismo a escala planetaria. En él, todas sus partes se encuentran íntimamente relacionadas, pero las mismas son tan independientes como las propias células que forman parte de nuestro cuerpo.

Conforme a los planteamientos estipulados, las distintas características químicas y físicas de la superficie terrestre, de la atmósfera y de las aguas marinas, han sido y están debidamente acondicionadas para la existencia, constituyendo un sistema cibernético gracias a la misma existencia, por lo que la propia vida se ha convertido entonces en un medio y no en el fin.  De esta manera es posible valorar como lo han señalado John BriggsDavid Peat (1938-2017) que “…la vida como un todo regula cuidadosamente el planeta. Todo el planeta se ha desarrollado como un ser vivo, con los bosques y los océanos como sus órganos…”

Todo el planeta se ha desarrollado como un ser vivo

De lo anterior se desprende como eje fundamental, que los seres humanos constituimos con la misma naturaleza una indisoluble unidad orgánica. Ella no estará sólo fuera de nosotros, sino al mismo tiempo dentro de nosotros. Así, naturaleza y humanidad nos pertenecemos mutuamente de forma simple y compleja, en la comprensión de que la naturaleza es el recurso que nos da vida. Así que, en el contexto de lo que para nosotros podría ser infinitamente pequeño y lo infinitamente grande, vivimos en lo infinitamente complejo sumergidos en el seno y regazo del fenómeno de la vida.

En tal línea diríamos con el poeta costarricense Gonzalo Dobles (1904-1984)

“…Y entonces comprendí que de la entraña

profunda de la tierra estremecida,

como una herida abierta palpitaba

la inagotable fuente de la vida…”

1 comment

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  • Estimado Dr.cada vez se pone mas interesante la evolución del pensamiento y por consiguiente de los seres vivos, que es lo que conocemos del universo en nuestro planeta, Como será la vida en la profundidad de otros sistemas y galaxias?, solo lo suponemos pero no ha podido establecer contacto alguno.
    Lo que sí importa es que nuestros cuerpo físico ha evolucionado como producto de esa inter relación de adaptabilidad entre lo orgánico e inorgánico .
    Las teorías, así como el pensamiento ,van evolucionando , sin dejar de lado que son producto de sus anteriores y que coexisten para avanzar en la ciencia.

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