Nivaria Perera
El agua, ese líquido maravilloso que hace millones de años trajo la vida a nuestro planeta y aún hoy es fuente de ella, en sus más diversos estados, a lo largo de la historia de la Humanidad también ha sido centro de disputas y hasta guerras por su dominio por preservar sus fuentes y prevenir su escasez, pasan los siglos y siempre se ha visto la necesidad de defender el agua.
Ese vaso sobre su escritorio, mesa de noche o en su mesa de almuerzo o cena podría llegar a ser un artículo de lujo como lo es hoy en otras latitudes por las sequias espantosas.
Se clama que todos los actores sociales debemos trabajar juntos para convertir día con día el mundo en un lugar mejor para todos, sustentado en el fortalecimiento de principios y valores que generen paz alrededor de los recursos que se desgastan con la ambición y el despilfarro de unos pocos.
Como bien de la humanidad el agua no puede ser manejado irresponsablemente por gobiernos y menos por sectores privados, debe ser un bien para todos alejado de cualquier un gran enfrentamiento global como ha sido el petróleo haciendo correr sangre de muchos para satisfacción de unos cuantos y más aún para un número menor de bolsillos.
Ley de Aguas No. 246, la cual cumplió 80 años desde que se creó, 1942 y que aún tiene vigencia. Sin embargo, esta ley necesita de una reforma que se adecue a la Costa Rica actual, ya que tiene un gigante rezago en las necesidades que demanda. Es prioritario tender puentes y buscar apoyo de todos los sectores sociales del país para que esto se haga realidad y contribuir al desarrollo del país.
Nuestros ríos son cortos pero caudalosos. La frondosidad y recuperación de bosques ha venido a contribuir a que los manantiales se fortalezcan y otros logren alcanzar niveles positivos. Sin embargo, la situación no es muy equilibrada entre el abastecimiento de agua en zonas urbanas como rurales. Situaciones delicadas se viven en diferentes zonas dl país y se ha agravado por la incidencia del turismo, magnifica herramienta de desarrollo, pero no debe ir en menoscabo del suministro adecuado de agua para la agricultura y el consumo de los costarricenses.
La nueva ley de aguas debe contemplar y respetar la reforma constitucional del 2010 del artículo 50 de nuestra Carta Magna para hacer el Derecho Humano al Agua un principio bien cimentado como corresponde para garantizar a la actual y futuras generaciones la disponibilidad del valioso líquido. La provisión y facilidades de agua potable y saneamiento a toda la población debe ser su asidero mayor.
No es posible una nueva ley que no adopte medidas claras y precisas para la preservación aún más de los ecosistemas nuestros tanto en zonas montañosas como llanuras y zonas costeras. Se debe de pactar reformas y acciones concretas para controlar aún más la contaminación del agua por el vertido de aguas residuales domesticas y sobre todo industriales como del uso indiscriminado de agroquímicos.
Es imperativo la renovación y fortalecimiento de las instituciones existentes responsables de la ejecución en diferentes momentos del suministro del valioso líquido a la población y a las actividades que buscan el desarrollo y crecimiento sostenible del país.
Si bien todos los pobladores de la faz de nuestro hogar, la tierra, debemos ser acreedores al disfrute del agua como Derecho Humano, en nuestro territorio es imperativo velar porque se fortalezca la gobernanza del agua por medio de la gestión y planificación del recurso hídrico. De forma que sea una realidad día a día, sin menoscabo de las actividades económicas productivas y mucho menos de la falta de prevención ante los desastres naturales por los embates del cambio climático.
Hoy, el clamor desde todos los rincones donde y por donde fluye el sagrado líquido generador de vida es respetar sus fuentes, preservar y no permitir acaparamiento ni especulación y enriquecimiento dela fuente exquisita y natural de la vida misma. Es deber humano , recordar el proverbio español” agua que no has de beber, déjala correr”.
Agregar comentario