Visión CR

“El Puente de Londres ha caído”

Adriana Núñez Artiles, periodista Visión CR

*Con estas palabras el asistente personal de la Reina Isabel II de Inglaterra, comunicó a la nueva Primera Ministra, Liz Truss, el fallecimiento de la longeva monarca, acaecido en su residencia de El Balmoral, en Escocia, el pasado 8 de setiembre 2022.

*La contundente frase, forma parte del protocolo -aprobado en vida de la regente- que se activó inmediatamente después de su muerte y que consta de dos operaciones: “Unicornio”, mediante la cual el cadáver viajará en tren durante varios días hasta llegar a la capital inglesa y “Puente de Londres”, que incluye las exequias fúnebres y otras ceremonias importantes, entre las que destacan los detalles del luto posterior y el acto de investidura de su sucesor, el príncipe Carlos, quien reinará bajo el nombre de Carlos III.

En la primera operación, está prevista la suspensión temporal del Parlamento hasta el funeral y el posterior traslado del féretro en un tren especial desde el castillo de Balmoral hasta el Palacio de Holyrood en Edimburgo.

El féretro será luego transportado a la cercana catedral de St. Giles, en la milla real de la capital escocesa, donde miles de personas podrán asistir y rendir su tributo final. Un día después, los restos mortales de Isabel II viajarán de nuevo en el tren de la corona, desde la estación de Waverly a King Cross en Londres.

Cuando el féretro con los restos de la Reina Isabel llegue a Londres, la Operación Unicornio dará paso a la Operación Puente de Londres (en inglés, London Bridge) que incluye el “apagón” temporal de las redes sociales de todas las cuentas de la familia real -que se teñirán de negro con un escueto anuncio sobre lo acontecido- además de los diez días de luto, las banderas a media asta y la exhibición del féretro en el Palacio de Westminster.

Allí estaría durante tres días para que sus conciudadanos acudan a despedirse. Finalmente, la monarca inglesa sería enterrada junto a su esposo, Felipe de Edimburgo, en la cripta de la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor.

Se previó que el príncipe Carlos, ya proclamado rey, se dirigiera a la nación en el primer telediario del día siguiente al deceso. Además, tras la proclamación del nuevo monarca, el Parlamento se reunió en sesión especial al mediodía para rendir honores.

La “roca” del Reino Unido

Según lo dijese la Primera Ministra Liz Truss en su discurso, ofrecido a pocos minutos de recibir la noticia, en tiempos difíciles en los que “las certezas desaparecen y todo parece menos sólido” Isabel II encarnaba “la roca sobre la cual se edificó el Reino Unido moderno”.

El último acto en que participó la reina Isabel II fue la cita con la nueva Primera Ministra inglesa, Liz Truss efectuada el pasado 6 de setiembre en el castillo de Balmoral, residencia campestre de la monarca (Foto archivo)

Dos días antes de morir, la monarca cumplió con su última gestión oficial, precisamente al encontrarse en su residencia campestre -el castillo de El Balmoral, lugar favorito de su difunto marido y no en su palacio oficial – con Truss, recién nombraba primera ministra del Reino Unido después de que el partido conservador la eligiera sustituta de Boris Johnson, convirtiéndola en la tercera mujer en ocupar el número 10 de Downing Street.

El estado de la reina, precario en las últimas semanas, requirió del cambio de domicilio para poder llevar a cabo tan importante cita, un acto que celebró en 15 ocasiones a lo largo de su vida, pues durante su regencia pasó revista a igual número de premieres – una lista que encabezó Winston Churchill con quien mantuvo estrecha relación- y entre otros mandatarios del mundo, se reunió personalmente con 14 de los presidentes de los Estados Unidos. Durante el corto encuentro del pasado 6 de setiembre, se le vio asida a su bastón, pero de pie y esbozando una cordial sonrisa.

La muerte de Isabel II se esperaba a corto plazo, dado que había alcanzado ya los 96 años y en los últimos meses solo en contadas ocasiones había aparecido en público. No obstante, la noticia impactó profundamente a los ingleses y a millones de personas en todo el planeta que de una u otra manera, conocían su fortaleza, entrega y dedicación a los roles que su imagen pública exigió de ella desde la juventud; funciones que cumplió con una entrega indiscutible al servicio de los intereses del Reino Unido y en defensa de la monarquía inglesa.

La salud de Isabel II sufrió un notable deterioro desde el año pasado, especialmente tras el fallecimiento de su esposo Felipe, duque de Edimburgo con quien sobre todo en las últimas décadas, consolidó sus lazos de afecto; su consorte se había convertido en un invaluable apoyo y en su acompañante más fiel.

Ahora, ante la incertidumbre que sufren los ingleses debido al Brexit, la pandemia y la guerra en Ucrania, entre otros temas relevantes, la reacción de miles ha sido un sentimiento de “orfandad” y tristeza por el enorme vacío que deja la monarca, quien con su partida, pone fin a lo que los analistas e historiadores han denominado “la segunda era Isabelina”

Una misión de vida

Isabel Alejandra María Windsor nació en Londres en 1926. Primogénita de los duques de York, vivió su infancia rodeada de seguridades y mimos, bajo la tutela de su madre, Isabel Bowes Lyon, quien -como luego le sucedió a ella- no tenía en perspectiva convertirse en reina, hasta que su marido fue coronado en 1936 con el nombre de Jorge VI, tras la abdicación del hermano de éste, Eduardo VIII, quien renunció a sus deberes para unirse en matrimonio con la divorciada norteamericana Wallis Simpson.

En gran parte gracias a la insistencia de su marido, Felipe de Edimburgo, la coronación de Isabel II efectuada en junio de 1953, fue televisada y alcanzó a miles de espectadores (Foto archivo)

Amante de los perros y de los caballos, aficionada al fútbol y un poco tímida -en comparación con su hermana menor- pero estable, atractiva y resuelta, en 1947 la joven Isabel contrajo matrimonio con el teniente Felipe de Mountbatten, príncipe de Grecia y Dinamarca de quien estaba y estuvo siempre, enamorada. Tras el enlace, Felipe e Isabel recibieron el título de duques de Edimburgo.

Pocos años después, tras la súbita e inesperada muerte de su padre acaecida a principios de 1952 y tras el período de luto correspondiente -que se prolongó durante 16 meses- Isabel II fue coronada como monarca del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Pakistán y Ceilán el 2 de junio de 1953.  Para entonces, el consejo de su progenitora a quien todos llamaban “la reina madre”, se constituyó en un fuerte asidero que le permitiría enfrentar las primeras etapas de reinado, mientras imprimía, poco a poco pero con firmeza, su propio sello.

Pese al reducido papel político que por esos días desempeñaba la monarquía británica, después de la Segunda Guerra Mundial y de las transformaciones que surgieron en relación con las antiguas colonias inglesas, Isabel II actuó siempre con el objetivo primordial de conservar el carácter unificador de la Corona en lo que luego se denominó “Commonwealth”, es decir: la Mancomunidad de Naciones,  que surgió a raíz de la lenta desintegración del Imperio Británico,  tras el proceso de descolonización que se inició en los años 60.

Con esa meta en mente, la joven monarca viajó por todo el mundo como no lo había hecho ningún otro rey británico, estrechando vínculos con súbditos de las más diversas razas, creencias y culturas.

A pesar de sus compromisos y estricta agenda, la reina Isabel II dio a luz a cuatro hijos: Charles Philip Arthur George -Carlos, quien la sustituye en el trono- nació el 14 de noviembre de 1948; Anne Elizabeth Alice Louise,  segunda y única hija de la monarca quien nació el 15 de agosto de 1950 y que es -por ser mujer- la última en la sucesión al trono; Andrew Albert Christian Edward que vino al mundo el 19 de febrero de 1960; y finalmente, Edward Antony Richard Louis, el menor de los hijos de Isabel II, nacido el 10 de marzo de 1964 cuando la monarca tenía 37 años.

Días felices de la familia real británica en El Balmoral, el lugar preferido de Felipe de Edimburgo. En la gráfica de izquierda a derecha, Ana, Carlos, el pequeño Eduardo, Andrés, Isabel II y su marido Felipe. (Foto archivo)

Al menos los dos primeros, Carlos y Ana, pasaron la mayor parte de su infancia en manos de niñeras y bajo una estricta disciplina, algo que sobre todo el príncipe Carlos siempre resintió. Por su parte, Andrés, en los últimos años se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para la corona, por los escándalos sexuales de los que se le acusó, mientras que Eduardo, conde de Wessex, se ha perfilado con el paso del tiempo como una persona discreta, tranquila y estable, felizmente casado con Sophie Rhys-Jones desde 1999.

Y es que a lo largo de su vida, Isabel II, fiel creyente de la unidad familiar tuvo que enfrentar no solo conflictos de índole político y social, sino también en el ámbito de su núcleo más cercano. Entre ellos, las infidelidades de su esposo, que por muchos años azotaron su ánimo sin que nadie la viese desmoronarse; en menor medida, posiblemente también le afectaron algunas de las relaciones sentimentales de su hija Ana y en especial, los escarceos y debilidades del primogénito, Carlos, que culminaron con el sonado divorcio de la princesa Diana, amada incondicionalmente por el pueblo británico y por millones de personas en todo el mundo.

Un cambio de actitud

Fueron precisamente el escándalo tras el divorcio de Carlos y Diana y más adelante, la prematura y trágica muerte de la princesa, dos de los sucesos que de alguna manera, influyeron en que la monarca -para quien el prestigio y solidez de la corona británica serían siempre motivo de preocupación- se abriese un poco más frente a su pueblo y asumiera una actitud más cálida y consecuente.

La reina Isabel y su madre presenciando los múltiples homenajes que los ciudadanos ingleses dejaron a la entrada del palacio de Buckingham por el deceso de Lady Diana Spencer “la princesa del pueblo”. (Foto de archivo)

En muchos aspectos, Diana de Gales había aportado frescura a la rígida monarquía que por años se mantuvo aferrada a costumbres ancestrales que poco fervor despertaban en el pueblo. Por ello, como consecuencia de la impactante noticia que sacudió al mundo tras el fatal accidente en el que Lady Di perdió la vida, el pueblo británico reaccionó fuertemente debido a la aparente frialdad con que la monarca -a primera vista- había tomado los hechos.

Quizás la cercanía con los hijos de Carlos y Diana, sus nietos, niños aún, o las inagotables expresiones de cariño y las flores que inundaron tanto las cercanías del Palacio de Buckingham como del palacio de Kensington -donde residió lady Di- por parte de miles de ciudadanos que lloraban la desaparición de la “princesa del pueblo” obligaron a Isabel II a demostrar su respeto por la fulgurante figura de su nuera y a agachar la cabeza en señal de duelo, al paso del féretro de quien en vida fue “una reina de corazones”.

Pocos días antes, había roto finalmente su silencio y desde el balcón del Palacio de Buckingham, consciente del sentir del pueblo británico ante la pérdida de Diana, Isabel II en un discurso televisado señaló que “hablaba desde el corazón” y “como Reina y abuela”. Y se refirió a Diana como “un ser humano excepcional”.

A partir de ese momento, la Reina Isabel asumió un protagonismo más importante, no solo en sus apariciones públicas y en su comunicación directa con las personas que acudían a los actos, sino que efectivamente, también en su papel de abuela de William y Harry, que ejecutó con enorme dedicación y genuino afecto.

En los años posteriores a la muerte de Diana, Isabel II logró superar los reclamos y enfrentar con determinación los episodios -tanto a nivel familiar como nacional- que habrían de venir, y fortaleció aún más su imagen pública. Aceptó la presencia y el nuevo matrimonio de Carlos con Camila Parker-Bowles, su antigua amante; inclusive dejó estipulado que en la eventualidad de su desaparición y la asunción de Carlos al trono, a Camila se le reconociera como “reina consorte”.

Otros detalles sobre Isabel II :

Su vocación de servicio era evidente desde la juventud. Por ello, cuando Isabel II todavía era una princesa en 1945, se unió al Servicio Territorial Auxiliar, la rama femenina del Ejército Británico en ese tiempo.

Pero más allá del escenario público y pese al enorme celo con el que resguardó su privacidad, en lo personal, Isabel II tenía características notables y grandes aficiones que fortaleció desde la intimidad y que le permitieron sobrellevar la dura tarea que significó su ascenso al trono inglés.

La reina Isabel poseía un buen sentido del humor y además, un excelente gusto para las joyas. Tenía además una piel muy bien cuidada para lo cual usaba cremas relativamente baratas; era aficionada a los caballos y también amaba a los perros, sobre todo a los de la raza Corgis. La primera de las perritas de esa raza que tuvo Isabel II se llamaba Susan; la acompañó incluso durante su luna de miel en Hampshire y posteriormente durante sus ratos de ocio en palacio.

Por el afecto que le tenía, inició un programa de crianza para perpetuar el linaje de su amada mascota. Es así como, por más de 50 años, los descendientes de Susan fueron sucesivamente las mascotas oficiales de la reina. Sus nombres: Emma, Linnet, Monty -famoso por su aparición en televisión al lado del actor Daniel Craig, quien representó al agente 007 en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres- Holly y Willow. También le gustaba La botánica; el cultivo y el cuidado de plantas era otra de sus grandes aficiones.

Era buena jinete y además, excelente conductora aunque por su inmunidad como soberana podía manejar vehículos sin portar licencia.

Siempre vestía colores llamativos en los actos públicos para que tanto la población como los guardias reales pudiesen identificarla rápidamente.

En 1992, evidenció sus sentimientos más profundos al nombrar el período como su “annus horribilis (año terrible)” porque los matrimonios de sus hijos Carlos, Ana y Andrés habían llegado a su fin y además, por el incendió que afectó parcialmente al castillo de Windsor.

En el plano de su vida pública, algunos de los acontecimientos relevantes de su larga trayectoria y actos significativos en los que la Reina Isabel II participó activamente en los últimos 25 años son:

1 julio 1999.- Se declara abierto el primer Parlamento de Escocia en casi tres siglos.

1 diciembre 1999.- Ratifica la transferencia de poderes al nuevo Gobierno de Irlanda del Norte, que recupera su autonomía.

30 marzo 2002.- Fallece la reina madre, Isabel Bowes-Lyon, esposa del rey Jorge VI y madre de Isabel II.

30 abril 2002.- Isabel II se dirige al Parlamento por sus cincuenta años como soberana.

1 mayo 2002.- Abre las puertas del palacio de Buckingham a 12.000 personas, que asisten a un concierto de música con motivo del Jubileo de oro.

El gran amor de la vida de Isabel II fue su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo con quien contrajo matrimonio en 1947. Los primeros síntomas de fragilidad en la salud de la monarca, se produjeron tras la muerte de su marido en abril de 2021 (Foto archivo)

17-20 mayo 2011.- Primera visita oficial a la República de Irlanda, acompañada por el príncipe Felipe de Edimburgo

18 septiembre 2014.- En el día de la consulta secesionista de Escocia, la reina declara su “imparcialidad” y dice esperar que los escoceses piensen “con detenimiento” la decisión que tomen, finalmente contraria a la independencia.

26 junio 2015.- Isabel II cierra su última visita oficial fuera de su país, y quinta a Alemania, en el antiguo campo de concentración nazi de Bergen-Belsen, liberado en 1945 por soldados británicos.

6 febrero 2016.- En coincidencia con el 64 aniversario de su acceso al trono, su reinado se convierte en el más longevo de la monarquía británica.

13 enero 2020.- La reina Isabel II concede a los duques de Sussex -Harry y Meghan- un permiso para residir entre Canadá y el Reino Unido, después de que ambos hicieran pública su intención de abandonar sus obligaciones como miembros de la familia real británica.

23 enero 2020.- Isabel II sanciona la ley del Brexit y al día siguiente Boris Johnson firma el acuerdo para la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

8 de abril de 2020.- Muere su marido, el duque de Edimburgo, a los 99 años. La reina no puede evitar sus lágrimas. A partir de ese momento, se le nota física y moralmente disminuida.

20 febrero 2022.- Se anuncia que la reina Isabel ha dado positivo por coronavirus. Se informó que pasó la enfermedad con “síntomas leves”.

10 mayo 2022 – Cede el puesto por primera vez a su hijo Carlos en el llamado “Discurso de la Reina” en el Parlamento.

2-5 junio 2022 – Actos de celebración del Jubileo de Platino (70 años de reinado).

6 septiembre 2022 – Isabel II encarga desde Balmoral -Escocia- a Liz Truss, que forme nuevo Gobierno como nueva primera ministra del Reino Unido.

Este 8 de setiembre 2022, Isabel II pasó a la Eternidad, dejando plasmados en la historia de la Humanidad y especialmente en la del Reino Unido, 70 años de reinado. Se cierra la era Isabelina para dar paso a la leyenda...

“Al final, esto será para mí suficiente, que una piedra de mármol declare que una Reina, ha reinado tal tiempo” Reina Isabel II

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