Visión CR

“Todo en todas partes al mismo tiempo”

*premiada con siete Óscares

-los estudios A24 y Netflix ganaron 15 de 24 categorías del 2.023-

Gabriel González-Vega, crítico de cine.-

 “Everything Everywhere All The Time” es una obra a cuatro manos del duo Daniels (Daniel Kwan, Daniel Schneirt, jóvenes formados en Boston), autores de la llamativa Swiss Army Man”, nada menos que con Paul Dano y Daniel Ratcliffe, pero que aún no he visto. “Todo… es un torrente de imágenes original y atrevida, una mezcla de géneros hecha con una frescura y desparpajo que nos deja atónitos. Una explosión cinematográfica, donde el estallido crea un nuevo orden, un nuevo sentido. Y, hasta un nuevo tipo de cine, a medio camino entre la reflexión filosófica seria y el entretenimiento pirotécnico al estilo de los videojuegos. Ciertamemnte causó sensación y ahora logra ganar los principales premios de la más célebre academia de cine del mundo, la estadounidnse, conocida como Hollywood.

Todo… causó sensación y fue premiada con siete Óscares.

Basta la presencia de la excepcional actriz malasia Michelle Yeoh ¡vaya presencia! para justifcar su visionado. Aunque seguimos en duda de si merecia más el premio a Mejor Actriz que obtuvo sobre la magnífica Kate Blanchett por “Tar” (por cierto, sus trabajos en “Carol” y “Jazmín azul” son de lo mejor que haya visto). Michelle, a su destreza como bailarina desde niña, origen de su habilidad con las artes marciales que nunca estudió como tales (mostradas en “Tigre y dragón” del taiwanés Ang Lee), agrega su enorme gama de emociones cuidadosamente elaboradas (como mi amada Meryl Streep). Su carrera es larga, diversa, fructífera (sea con el refinado personaje James Bond en “El mañana nunca muere”; en la popular serie “Star Trek”, de la que siempre fue fan; en la elegante “Memorias de una geisha” -su papel más difícil, dice; o en su compromiso político con “The Lady” (de Luc Besson) de Birmania -actual Myanmar- y el martirio de ese pueblo; o en el próximo “Avatar III” -el II, The Way of Water, ganó el Óscar por  Mejores efectos especiales, con innovaciones como Facial Motion Capture, aunque hay consenso de que el relato se queda corto). Conocer a Yeouh en sus ideas es impresionante; su visión del mundo es de una sabiduría rotunda. Es una artista y ser humano excepcional. Sin embargo, su declaración de que por su origen asiático de alguna forma merecía y le era más necesario el Óscar fue un desliz y pudo haberla hecho perderlo.

Basta la presencia de la excepcional actriz malasia Michelle Yeoh en este filmew ganador de 7 Óscares.

A muchos les encantará el frenesí de carreras y peleas del filme “Todo…” (“Avengers” fans), de coreografías delirantes -a otros esto los agotará (a mi casi); para algunos lo mejor será su suerte de dadaísmo colorido y corrosivo en que todo vale y nada es lo que parece, un leit motif buñueliano, con ocurrencias que habrían hecho sonreir a Lewis Carroll (“Alicia en el país de las maravillas”). Me fascina el uso de los googly eyes (ojos saltones )que, detalle aparte, en ciudades como Estambul aparecen por doquier.

A mí en especial me interesaron las alusiones a temas importantes, como en la serie “Matrix” de las polémicas hermanas Wachowski, con la que tiene bastante cercanía. “Todo…” trata temas acuciantes y de siempre, como etnias (la asiática en particular), migración y fallido “sueño americano”, lucha por la supervivencia (recordemosla japonesa “Asuntos de familia” y la coreana “Parásitos”; ambas reconocidas con el Óscar), familia y tradición (tema muy chino, como se ve en el sobresaliente Ang Lee desde “Manos que empujan”), género y sexualidad (por cierto, la prohibieron en Arabia Saudita y otras teocracias misóginas y homofóbicas), con un par de breves escenas que tratan el lesbianismo que es de lo más certero y conmovedor que haya visto (y, bueno aún no he visto el absurdamente polémico beso en“Buzz Lightyear” de Disney. Que por cierto los autoritarismos y fundamentalismos conservadores también fueron sacudidos por el Óscar al Mejor documental, (Alexei) “Navalny”, de Daniel Roher, premiado en el excelente Festival de Sundance, sobre los evenenamientos de disidentes politicos cometidos por la dictadura de hecho que encabeza Putin, cuyo genocidio en Ucrania -y daño a la propia Rusia- también disputa de hecho la última demoledora y esmerada versión de la novela pacifista “Sin novedad en el frente”, Óscar al mejor filme en lengua extranjera.

Sin novedad en el frente”, Óscar al mejor filme en lengua extranjera.

Esta formidable y convincente realizaciónde Edward Berger se llevó cuatro galardones. Aunque deja duda el cambio al final en relación al libro y las dos versiones anteriores (1.930, 1.979), que incluso contradice el título. Gana de nuevo Alemania, como ya hizo con la demoledora “La vida de los otros” (2.006) de F. H. von Donnermark, y casi repite con la extraordinaria “Don´t Look Away” del mismo genial creador, también reflexión política y filosófica del más alto nivel sobre arte, censura, mercancía (el premio 2 019 se lo llevó la entrañable “Roma” de A. Cuarón; ambos son de lo mejor que haya visto).

Y sobre todo, aprecio cuando “Todo, en todas partes, al mismo tiempo” se detiene a reflexionar sobre el sentido de la vida, en este viaje a las infinitas posiblidades de los multiversos. Un concepto donde física teórica y arte/entretenimiento se encuentran y hace fruncir el ceño al divulgador Neil de Grasse Tyson. Cine “de acción” que cabalga a lomos de la física cuántica y las sagas de “acción” de Marvel et al. Un tema fascinante cada vez más verosímil e inquietante. Con ecos de mis pensadores de cabecera, J. P. Sartre y A. Camus; de su crucial existencialismo. Filosofa el filme de hecho sobre el orden y el caos, sobre el ser y la nada. Vuelven a la idea de J.L. Borges que ser Dios, ser todo, es lo mismo -una forma complicada- de ser nada.¿Si todo es posible, nada importa? ¿Será así?

Todo, en todas partes, al mismo tiempo” se detiene a reflexionar sobre el sentido de la vida, en este viaje a las infinitas posiblidades de los multiversos.

Lanza, mediante sus estrambóticos personajes, ideas sugestivas sobre el origen del mal y la fuerza del bien (“Star Wars”). Pero lo hace sin solemnidad, con una comicidad generalizada que me encanta -tiene mucha comedia negra, en una mescolanza muy de esta época (como la fascinante “Don´t Look Up”). Hoy no son los severos tiempos del filósofo Kant ni tampoco del matemático AlanTuring, sino de las redes sociales tan desatadas como manipuladas donde todo gira,más allá de nuestra capacidad de entendimiento, como en una lavadora, en muchas lavadoras; como en la tienda de la película.

Parece que el filme se burla de todo y de sí mismo, y a la vez, no deja de tomar la vida en serio. Enorme paradoja, difícl de lograr. Aunque a veces incomoda por gore o por vulgar. También es ciencia ficción, y de la buena; no ciencia fantasía; hay bases factuales, hay especulación crítica razonable. Increíblemente, en ese barullo, tiene un mensaje sólido y claro, para nosotros, pequeños animales abatidos, al decir del dramaturgo A. Sieveking. Un mensaje de optimismo, de esperanza, como salido de mi entrañable libro “Gog” de G. Papini, o del filme seminal  ”El setimo sello” de I.Bergman.

Hay que verla. Búsquenla, hoy en día hay muchas formas de ver el cine. Es única, y paradójicamente, está llena de  referencias cinéfilas -la de S.Kubrick ¿es parodia u homenaje? y de todo tipo. Hay que verla; no sale un filme así todos los días, ni todos los años. Y hsta ahora gana el Óscar. Es cierto que se alarga, que es excesiva, que está atiborrada… de todo, que marea y encandila. Quizá como mi casa, residencia/museo/instalación de arte (soy el menos indicado para quejarme de saturación). Pero, ¿acaso no es que de eso se trata? En un mundo actual donde la mayoría se siente perdido, abrumado, da en el clavo y le  habla directo al corazón a tanta gente confundida. La prefiero a los políticos y religiosos populistas que tanto daño hacen aprovechando el desorden. Su popularidad y sus premios parecen señalar su eficacia. Y le dice a la gente, sea bondadoso, pase lo que pase, sea bondadoso; sí funciona. En ese sentido el casting del bajito Ke Huy Kuan (refugiado vietnamita, ganador el Óscar al Mejor actor de reparto), retirado desde hace 20 años, fue perfecto; su apariencia, sus gestos, su actitud jovial y cariñosa (¡las galletas!). Y, cómo no, su abrazo con el buenazo de Harrison Ford (el crush de una íntima amiga cinéfila y el modelo Lucas/Spielbergiano de hombre capaz y decente), compañeros en “Indiana Jones y el templo maldito”). Por cierto, Harrison Ford es el actor más taquillero de la historia. Así como el de la otrora despampanante Jamie Lee Curtis (el otro Óscar a la interpretación de reparto), en ésta es una matrona amenazante, cobradora de impuestos y por ende detestable, mas como todos los personajes, tiene su lado bueno. La hija de los legendarios Janet leigh y Tony Curtis logró, ya mayor, lo que sus padres solo soñaron, la estatuilla de Hollywood, con la que posó junto a uno de los peritos callejeros que rescata.

Todo, en todas partes, al mismo tiempo” no es perfecta, pero es buenísima. Como el cine de Woody Allen, el de Adam McKay (“No miren arriba”), el de P. Almodóvar (casi todo es deslumbrante). “Todo…” es irregular, impuro, extraño. Varias amistades cinéfilas se sienten defraudadas. Pero el filme vale. No es casi perfecto como “El poder del perro” o “Drive My Car”, ganadoresdel año pasado, o las fabulosas “La ballena” y “Ellas hablan” (Mejor guión adaptado) de éste 2 023 (mis dos preferidas). Pero llega a su altura por otro camino. Hay que verla para amarla o para odiarla; o ambas cosas a la vez. Yo oscilé, en su largo y alargado metraje y al final, me cautivó. Conclusión: la amo; somos legión (aunque ser parte de unamayoría más que tranquilizarme me inquieta…).

Todo, en todas partes, al msmo tiempo” no es perfecta, pero es buenísima.

Omnia vincit amor” (“El amor todo lo vence”, Virgilio), da a enteder esta película surrealista y digo yo siempre. Pese a las conclusiones de Yuval Noah Harari sobre los algoritmos bioquímicos que somos (para quien leyó “Sapiens” y “Homo Deus” -también libros recomendados). Véanla, si la soportan. Véanla, para que los inspire. En todas partes.

Otros galardonados

Premiados o no, estos días nos rondan varios otros filmes maravillosos que tampoco debemos perdernos. Por ejemplo, la entrañable “La ballena”, el universo delirante del audaz director Darren Aronofsky (“Réquiem por un sueño”) en todo su esplendor (injustamente ignorado por la academia este año), en un revelador estudio sicológico de caracteres fronterizos con el abismo y una ácida crítica al conservadurismo religioso y sus negocios oscuros, con hábiles alusiones a la bochornosa política estadonidense . Ofrece una actuación literalmente descomunal de Brendan Fraser (merecidísimo Óscar); que además aplaudimos como justo retorno de un hombre abusado y decaído. Hay que agregar que las interpretaciones secundarias son de antología. Tiene una inmensa riqueza de temas y problemas que el filme aborda o sugiere con singular ingenio, franqueza y denuedo. El periplo del protagonista desde suprecario asiento recuerda aquel primer filme de R. W.Fassbinder, “Yo solo quiero que me quieran”. Es un análisis perspicaz y riguroso de complejos, contradictorios y aterradores afectos humanos. Una cruda búsqueda de sentido de la existencia por caminos tortuosos. Amor y desamor; resposabilidad y sacrificio, compromiso y abandono; sinceridad, mentira y manipulación; odio y venganza; maldad y perdón. Una espiral de emociones descrita con un talento fuera de serie; gestos, palabras, movimientos, ambientación prolijos. Es desgarradora y deja una sensación agridulce; levemente esperanzadora. Como la flor de loto que vive en el cieno. Me recuerda otra obra maestra emparentada con esta por ese acento crítico que remueve las apariencias, “La cinta blanca” de M.Hanecke.

Ofrece una actuación literalmente descomunal de Brendan Fraser.

La impresionante “Ellas hablan” es una traducción no literal y más incisiva de “Women Talking). Obra de la rebelde y brillante artista canadiense Sara Polly, que conocimos como actrizen El dulce porvenirdel proteico Atom Egoyan(Exótica”, “Ararat”, “Adoración), brillante autor armenio/egipcio/canadiense al que programé para un FIA.

Ellas hablanes de una potencia estremecedora. Tiene elegancia y dignidad imponentes. Hay una extraña belleza en el mundo de horror que nos cuenta; es la pátina del arte que apela no solo a la emoción inmediata, sino que procura la reflexión posterior. La joven creadora Polly, de voluntad indomable y lucidez radical, construye un relato depurado sobre abusos machistas y religiosos en una aldea aislada, con actuaciónes precisas y una elaboración sólida, esclarecedora y edificante.

Ellas hablanes de una potencia estremecedora.

En apariencia teatral es la vez cinética por la fuerza de los argumentos que circulan entre las apasionadas protagonistas. Si bien su notable coherencia y profundidiad intelectual son poco creíbles en estas mujeres analfabetas, es una licencia válida para que la autora exprese su discurso feminista y humanista, como si ecucháramos a las legendarias S. de Beauvoir o S.Sontag.

Entre muchos aciertos puntuales del filme, está el del personaje transgénero y su aporte crucial a la historia. O el hecho de que la mujer más abusada sea a la vez la más dominada. Con ingeniosos cambios a la novela original de Miriam Toews (basada en sus propias experiencias), este es uno de los filmes más potentes y persuasivos sobre el tema del patriarcado que se hayan hecho. No, como es más usual, a partir de un relato individual sino desde una mirada a lo colectivo, y basado en una historia verdadera, ocurrida en Bolivia en una comunidad menonita; uno de tantas infernalesenclaves esclavizantes. Un mundo cerrado y opresivo como el descrito magistralmente por el mejicano A. Ripstein en su “El castillo de la pureza”. “Ellas hablan” es un filme tan doloroso como esperanzador. Me recordó también la perspicaz “Las amargas lágrimas de Petro von Kant”, de R. W. Fassbinder, por la reducción de espacios y los punzantes diálogos entre mujeres. El majestuoso final parece pintado por la cámara de T. Malick. De nuevo, no es tan creíble en lo concreto, pero sí un convincente camino de redención y fe en sí mismas, vuelo liberador, que rechaza la violencia como solución y así no asume el carácter del enemigo. Como la salida del laberinto de madre e hijo en “El resplandor” de S. Kubrick.

Otra digna de atención es la nostálgica e inquietante “El imperio de la luz”, del lúcido Sam Mendes. Con reminiscencias de la querida “Cinema Paradiso”, de G.Tornatore (el cine en esta nueva se llama Empire), es tan intensa y emocionalmente perturbadora como la incisiva “Belleza americana” con que Mendes ganó el Óscar de 1 999. La actriz británica de carácter, Olivia Colman, encabeza un reparto de personajes modestos y conflictuados que descubren veredas para fugaces estancias amorosas o amistosas. Como ella y su compañero afrodescendiente ecuentran juntos la azotea del viejo edificio y su perspectiva más amplia. Una vehemente denucia delracismo y el clasismo de ayer y de hoy subyace a estos devenires grisáceos.

Otra cinta digna de atención es la nostálgica e inquietante “El imperio de la luz”, del lúcido Sam Mendes.

Con el conocido estilo amable y cuidadoso del incansable Steven Spielberg, su suerte de autobiografía, “The Fabelmens”, es un recuerdo hermoso, sugestivo y agradable. Una sorprendente confesión de dramas familiares -tratada con respeto y comprensión- y un atractivo guiño a todos los que de una u otra forma nos apasionamos por el cine desde niños.

Me alegró mucho que el documental corto “Elephant Whisperers” (“Mi bebé elefante”), de Kartiki Gonsalves, filmado en el sur de la India, una joya en forma y fondo, se llevase un Óscar. No solo es una realización preciosa; también profundiza la mirada de admiración y cariño por la naturaleza que hemos aprendido a disfrutar en otros filmes espectaculares. Integra al tema de los paquidermos la historia de vida de los humildes seres humanos que interactúan conesos bosques; su carestía y sencillez, su vocación de servicio, su resilencia y visión. Y, con cierta discreción, apenas lo suficiente, denuncia los desaciertos de las burocracias inútiles o corruptas. Logra describir ese mundo natural específico y a la vez tiene valor universal. Bellísima, sí; también sagaz y oportuna en su mensaje urgente de respeto y biofilia. Teniendo presente la importancia de Ganesha (elefante, señor semidivino que remueve obstáculos) en la espiritualidad de la zona Indochina, cuya presencia se observa constantemente en templos y lares. Película muy recomendada. Me recordó, por cierto, um libro que me regaló Rubén Negrini para mis 11 años, “El señor de los elefantes”, de René Guillot.

Estos comentarios elogiosos contrastan con una espantosa decepción, “Babilonia”. Me gustaron sus primeros minutos, parecía obra de Sergio Leone, hasta la cagada del elefante; que fue, como dicen en la calle “too much con demasiado”. Luego la fue percibiendo tan falsa, tan sensacionalista, tan manipuladora; que no salía de mi asombro. Pese a la notable música y a valores de producción. Soporté dos horas hasta el par de vomitadas ridículas cuando me dije ¡Basta! No vi más. Ya había sufrido una de las peores escenas que recuerde, la del ridículo pleito con la víbora. ¡Qué enredo más estúpido! Y qué desperdicio ver a Brad Pitt (“Seven”) navegar por estasopa indigesta. Su director, Damien Chazelle tuvo éxito con la polémica “Whiplash” (que mucho le debe a la energía del actor J. K. Simmons), pero no me convenció con la insípida “La, La Land” (me gusta más la tienda de souvenirs del mismo nombre en Hollywood Boulevard -El paseo de la fama, Los Angeles…).“La, La, Land” está construida con un estilo y tono similar pero de sentido opuesto al de “Babylon”. Ambas son superficiales y anodinas. Son Fake!!

Pero, bueno, hay mucho más que conviene ver. Como la cruda “Almas en pena” (“Los espíritus de la isla”). Una mirada descarnada a la asfixiante relación de dos amigos en un pueblito isleño irlandés, con el fragor de las guerras civiles religiosas de fondo. En una costa rocosa y yerma, de atractivos paisajes marinos (para el observador externo), sus habitantes son parte del paisaje, desolado, de esa franja donde la mediocridad y la monotonía son una bruma espesa en la que sólo el tonto del pueblo y la mujer que lee ven más allá de sus narices.

Almas en pena” (“Los espíritus de la isla”). Una mirada descarnada a la asfixiante relación de dos amigos en un pueblito isleño irlandés.

Uno de los dos amigos carece de empatía elemental, basto y obstinado, no comprende el súbito rechazo del otro, hombre mayor y pensativo que animado por la música, trata de darle sentido a su irrelevante paso por el mundo y sueña con dejar un legado espiritul. Asociado el primero a la terca burra y el segundo al sagaz perro con que conviven. Esa ruta de colisión, al quebrarse la rutina, es una metáfora del absurdo fratricidio en que el pueblo irlandés se ha sumido durante siglos (como vemos en “Michael Collins”, “En el nombre del padre”, “Belfast, etc). Los símbolos religiosos, eje y excusa de esas matanzas, aparecen por doquier, y los villanos másodiosos, abusadores sexuales además, son justamente el hipócrita cura y el policía matón. Cine original, riguroso, inquietante. Sobre esa pobreza material y espiritual, repleta de fervor religioso obtuso, conviene junto a esta apreciar la magnífica y tambien desoladora “El prodigio”, fantástico filme del chileno Sebastián Leilo.

A seguir disfrutando del sétimo arte.

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