Visión CR

Armonización del Sector Energético

Ing. Paulo Manso

Ante el cambio climático Costa Rica ha trazado al 2050 la meta de ser una economía carbono neutral en cumplimiento del Acuerdo de París y otros instrumentos de política pública. Esto implica abandonar el modelo de desarrollo basado en el uso de combustibles fósiles y avanzar en su transición energética, lo cual es complejo, pero a la vez necesario y oportuno.

Es precisamente la compatibilidad que existe entre nuestras aspiraciones en materia de desarrollo sostenible con lo que se puede considerar una política responsable en materia de cambio climático, que este tema es estratégico para el país.

En esta línea, el Plan Nacional de Descarbonización establece acciones para descarbonizar nuestra economía, para las cuales se requiere de acciones habilitantes compatibles con nuestra transición energética, entre otras: tarifas eléctricas atractivas y flexibles, asequibilidad competitiva de nuevas tecnologías bajas en emisiones y un marco regulatorio habilitante para optimizar y maximizar el uso de los recursos energéticos con fuentes renovables en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

Para efectos de dichas políticas públicas es ineludible abordar el tema de los excedentes de energía del SEN. Desde hace casi una década, la capacidad de generación del SEN es superior a su demanda y a la de sus necesidades de estabilidad y respaldo operativo.

Sistema Eléctrico Nacional, SEN, (Casa Presidencial).

Por consiguiente, la energía exportada, los vertidos y parones de plantas del ICE por baja demanda de electricidad son consideradas como excedentes; asimismo el potencial de generación privada se encuentra actualmente con contratos vencidos y otros que  pronto van a vencer.

Dichas plantas, ya amortizadas, pueden entregar energía de muy bajo costo al SEN según la banda tarifaria de la ARESEP para las plantas privadas en operación, las cuales se actualizan todos los años. Este es un tema ya abordado en esta administración vía decreto, pero todavía no están acordadas las nuevas condiciones contractuales de compra y venta de electricidad.  Es realmente incomprensible que se haya llegado a esta realidad.

Es sencillo por otra parte entender que esta capacidad excedente pueda usarse no solo para para reducir costos en el servicio eléctrico, sino además para fomentar la inversión y la demanda incremental de electricidad en el país por medio de la electrificación de procesos industriales existentes, que tradicionalmente usan combustibles fósiles o atraer nuevas industrias intensivas en el uso de energía, en nuestro caso país energías limpias y renovables.

Uso de energías limpias y renovables.

En retrospectiva, del 2016 al 2020 el promedio de los excedentes del SEN fue del orden de un teravatio hora o más al año (TWh/año) y la mitad aproximadamente se colocó en el Mercado Eléctrico Regional (MER). Las condiciones propias del MER aunado a sus limitaciones en infraestructura de transmisión explicanla imposibilidad de colocar dichos excedentes en su totalidad.

Además, se vaticinan condiciones aún más críticas en la capacidad de transmisión y comercialización del MER. Por ejemplo, el desarrollo de plantas de generación térmica de gran capacidad y con características de energía firme y sin limitaciones estacionales, en Panamá, El Salvador y Nicaragua, serán pronto competencia, particularmente por precio, en la colocación de los excedentes del SEN.

Y debido a la planificación eléctrica ineficaz del ICE durante las últimas dos décadas, el SEN tiene que vivir, año tras año, con un déficit de energía estacional durante los meses de febrero a mayo, precisamente cuando es más cara la energía en toda la región centroamericana. Tenemos una matriz energética predominantemente hidrocéfala.

En este sentido, un mayor margen de seguridad en el suministro eléctrico sería alcanzable con una mayor participación de proyectos eólicos y solares privados y de bajo costo en el SEN, precisamente por su estacionalidad y el alto grado de complementabilidad entre los recursos eólico y solar con el hidroeléctrico.

Así, seguir apostando al MER en el futuro o generando con combustible fósil en Garabito es para Costa Rica apostar al caballo perdedor.

En este contexto, si vemos el vaso medio lleno, es entendible que recientemente se aplauda al ICE por la colocación de aproximadamente la mitad de los excedentes en el MER a un precio de tres centavos de dólares el kilo vatio hora (kWh).

En cambio, si vemos el vaso medio vacío, entendemosque estamos subsidiando el consumo de electricidad en Centroamérica en lugar de incentivar el apetito por electricidad en el país.

Eso es un subsidio de Costa Rica para la región en la medida que el ICE y las empresas distribuidoras nacionales nos venden, por ejemplo, la energía a dieciocho centavos de dólar el kWh o sea seis veces más cara que la energía que se exporta al MER, con el agravante de que esta energía exportada tiene, para el ICE, un costo marginal cero, ya que su costo de generación está incluido en la tarifa que pagamos por cada kWh consumido, se exporte o no los excedentes.

Pero el tema no se resume únicamente a que si vemos el vaso medio lleno o medio vacío, sino que, además, la otra mitad de los excedentes literalmente no se consumen, o sea Costa Rica se da el lujo de despilfarrar medio TWh/año en vertidos y parones en sus plantas de generación. Eso es irracional y como si no fuera suficiente, está sucediendo hace casi una década.  

Porque entonces no se colocanestos excedentes en el mercado local y se fomenta demanda incremental de electricidad con una banda tarifaria selectiva y exclusiva para la descarbonización que permita a las distribuidoras hacer una gestión comercial entre sus abonados con tarifas competitivas y flexibles y así avanzamos en nuestra transición energética.

Lo anterior bajo un marco regulatorio habilitante de la ARESEP y de política pública del MINAE que promuevan la asequibilidad competitiva de nuevas tecnologías bajas en emisiones, así como inversiones orientadas a la electrificación de serviciosy procesos productivos, algunos de ellos como la electrificación de calderas industriales y hospitalarias, así como también hornos panaderos por mencionar algunos, y porque no, la tan ansiada y necesaria movilidad eléctrica.

Costa Rica ha avanzado exitosamente en la descarbonización de su oferta eléctrica, pero vamos en retroceso en cuanto a su demanda de energía. Es más, nuestra economía experimenta una adicción sostenible al consumo de combustibles fósiles, algo totalmente incompatible con nuestra meta de carbono neutralidad al 2050. Nuestra realidad se parece más a la plegaría de San Agustín: “dame castidad y continencia, pero no ahora”. Esta tendencia hay que revertirla si aspiramos, de hecho, a dicha meta al 2050.

Es urgente que la ARESEP desarrolle un marco regulatorio con una banda tarifaria de descarbonización atractiva y flexible -bajo el criterio de costo marginal incremental- donde se excluya el costo fijo de transmisión porque ya está pago en las tarifas del ICE, e incluya un margen de comercialización para las distribuidorascon el objetivo de optimizar el uso de los excedentes del SEN incrementando la demanda de electricidad en sus áreas de concesión.

La energía renovable es solo un pilar de la transición energética, a la que hay que complementar con transformaciones estructurales en el lado de la demanda. Por eso, es inaplazable armonizar nuestro sector de energía donde las soluciones, debido al grado de urgencia de la amenaza y a nuestras aspiraciones en materia de desarrollo económico, deben abordarse inexorablemente bajo la triada:cambio climático, combustible fósil y electricidad.

En este sentido, el proyecto de Ley número 23,714 de “Armonización del Sector Eléctrico”, actualmente en debate en la Comisión de Energía de la Asamblea Legislativa, es un paso en la dirección correcta.

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