José Luis Valverde, periodista.-
La gente a veces oye como escuchar llover, como periodista, reconozco la culpa de comunicadores y empresas de comunicación, cada vez más esforzados en difundir sucesos o notas insulsas, en Costa Rica, los denominados “famositicos” en muchos casos, nalgas, tetas, músculos voluminosos, en cerebros pequeñitos.
Algunos cuando escuchan de macroeconomía, es como si les hablaran en sánscrito, lengua o idioma desaparecido y es ahí donde los están atornillando.
SE JODIÓ
Desde que surgieron los economistas se jodió la economía de los más pobres y la clase media, menos la de ellos, viven como reyes, a costa de inventar y distribuir pócimas para apretar a la mayoría, (nada más indague la residencia de quienes han sido ministros de hacienda, presidentes de los bancos centrales o jerarcas en organismos financieros internacionales) no vayamos muy largo, los altos jerarcas de Aldesa, estructura financiera colapsada y cómo están algunos de los inversionistas.
La macroeconomía procura ordenar las finanzas del país, a costa de ordeñar a muchos y enriquecer a unos pocos.

PAÍS DIFERENTE
En el caso de Costa Rica, desde hace décadas, líderes visionarios, pensaron hacerla diferente, particularmente en la década de los cuarenta del siglo pasado, figuras como Rafael Ángel Calderón Guardia o José Figueres Ferrer, luego Mario Echandi o José Joaquín Trejos, para mencionar a algunos de sus mandatarios.
ASÍ ERA
Mi abuelita Juana Vargas Quesada, vio impotente como moría su amada hija Carmencita, de apenas 12 años, víctima de tétano, otros pequeños fueron arrancados de la vida por ataques de lombrices o el famoso gastro, diezmaban a la población.
A contrapelo de los oligarcas de siempre, Rafael Ángel Calderón Guardia y su esposa Ivonne Clays, nacida en Bélgica, idearon e impulsaron la creación de la Caja Costarricense de Seguro Social, en asocio de los líderes religiosos y comunistas, Víctor Manuel Sanabria Martínez y Manuel Mora Valverde, respectivamente.

La educación era la otra fórmula para luchar contra la pobreza casi generalizada; nació entonces la Universidad de Costa Rica, nos hizo profesionales a los hijos de los pobres.
Mario Echandi Jiménez, a quien muchos tildaban producto de la oligarquía, dio el paso trascendental, creó el Instituto de Acueductos y Alcantarillados, una de las más visionarias estrategias a favor de la salud, muchos extranjeros se sorprenden, en Costa Rica, casi en cualquier lugar se abre un tubo de donde emana agua potable.
Ni que decir del Instituto Costarricense de Electricidad, eso de llevar alumbrado y energía eléctrica a muchos rincones, un lujo que estorba a los jerarcas de los organismos financieros internacionales, desde décadas les ha incomodado “el mal ejemplo de Costa Rica”, a como de lugar, habían tratado, con poco o relativo éxito de diezmar la institucionalidad nacional.

Hoy todas las instituciones están en riesgo, mutiladas, empobrecidas, el Banco Central en sus bodegas apila los dólares, las reservas han crecido como pocas veces en la historia, algo así, como si usted tuviera cada día la alacena más llena y a los hijos con hambre.
Las variables macroeconómicas gozan de buena salud, las microeconómicas, esas de cada día, empleo digno, salario justo para llevar el sustento diario, las del bolsillo de cada uno, seguridad ciudadana, en modo supervivencia.
El mar proceloso, picado, embravecido, en tanto se escucha la voz altisonante del capitán, salvavidas en mano: ¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!
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