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Ernesto Sábato, con los ojos del alma

Adriana Núñez, periodista VISION CR

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles”. (Bertolt Brecht)

El 24 de junio se cumplen ciento once años del nacimiento -en Rojas, ciudad ubicada al noreste de la provincia de Buenos Aires, Argentina-  del maravilloso escritor Ernesto Sábato, a quien tuve el honor de conocer personalmente en 1979, durante un viaje de trabajo a la capital sudamericana, con motivo de la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en ese país, visita que tuvo como finalidad recibir y documentar los testimonios de las “Madres de Plaza de Mayo” y de miles de ciudadanos cuyos familiares desaparecieron durante el golpe militar de 1976 y en los años de dictadura que encabezó el General Jorge Rafael Videla, fallecido en 2013.

Ernesto Sábato -que se había preparado para ejercer en el campo de la Física- fue además un apasionado de la pintura; hombre gentil y caballeroso, con quien posteriormente mantuve comunicación, obtuvo renombre internacional en la literatura principalmente por su segunda obra llamada “Sobre héroes y tumbas”. En ella, Martín, el personaje principal, libra una complicada batalla interior por encontrarse a sí mismo, enfrentando ese dualismo tan humano entre el bien y el mal. Publicada en 1961, está considerada la mejor novela argentina del siglo XX y por sus similitudes con el existencialismo francés, llamó poderosamente la atención de reconocidos literatos, entre ellos, Albert Camus.

La segunda novela de Ernesto Sábato, «Sobre héroes y tumbas» lo catapultó a la fama internacional como escritor

Trece años antes se había editado su primer libro: “El túnel” del cual poseo un ejemplar que atesoro, pues llegó a mis manos alrededor de 1977 como obsequio del gran escritor costarricense José Marín Cañas, con quien -siendo una chiquilla, novel estudiante de periodismo- compartí innumerables tardes en las instalaciones del Instituto de Cultura Hispánica que él dirigía ya en su edad madura.

Precisamente otros trece años después de la segunda novela, en 1974, Sábato publicó una tercera obra bajo el título: “Abaddón el exterminador”, cuya temática gira alrededor de sus personales consideraciones en torno a la sociedad contemporánea y al pueblo argentino. El texto es una amalgama surrealista de verdad y ficción en la que el mismísimo autor se refleja en uno de los personajes.

Pese a que se convirtió a partir de esos éxitos -incluidos también numerosos ensayos- en un galardonado escritor, ganador del Premio Cervantes, entre otros, y en un referente para la época, Sábato se fue alejando paulatinamente de la actividad literaria para transformarse en una voz calificada; era una especie de referente ético y moral cuyo mensaje fue siempre un llamado de alerta contra la tiranía y la impunidad.

Presidente de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), publicó en su país natal un informe conocido por la famosa expresión “nunca más”; dicha documentación también se reconoce como “Informe Sábato”.

Uno de los reportes más calificados sobre la desaparición de personas en Argentina durante la dictadura del General Videla, se conoce como «Informe Sábato». (Madres de Plaza de Mayo, foto de archivo)

Durante los años finales de su existencia, los problemas de visión que padecía se intensificaron y ello le alejó aún más de la producción literaria; pero mantuvo un espíritu alerta y cordial, el mensaje firme y esperanzador y su porte indiscutible hasta el final de su vida. Murió en 2011, en Santos Lugares, una localidad al sudeste del partido de Tres de Febrero, en la zona oeste del Gran Buenos Aires, pocas semanas antes de alcanzar los cien años.

Le habían antecedido en su tránsito hacia la eternidad, uno de sus hijos, Jorge Federico, fallecido en 1995 y su esposa y compañera de vida, Matilde Kusminsky Richter, quien murió en 1998. Les sobrevive el menor de los hijos, Mario, nacido en 1945. 

Comparto hoy algunas de las frases más significativas de Ernesto Sábato, vigentes aún después de su desaparición física: 

“Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil”

“Tenemos que abrirnos al mundo. No considerar que el desastre está fuera, sino que arde como una fogata en el propio comedor de nuestras casas. Es la vida y nuestra tierra las que están en peligro”

“Me pregunto en qué clase de sociedad vivimos, qué democracia tenemos donde los corruptos viven en la impunidad, y al hambre de los pueblos se la considera subversiva”.

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